El caqui (Diospyros kaki) es un árbol de origen asiático, dióico, caducifolio y mundialmente apreciado por sus frutos dulces y sabrosos, los caquis. El propio nombre botánico Diospyros, ya da una buena idea de que estamos hablando de una fruta deliciosa. La palabra viene del griego antiguo y significa «alimento de Zeus», una alusión al divino sabor de esta fruta. En Portugal, se conoce como dióspiro, y al árbol, como diospireiro.
Su tronco es tortuoso y la corteza bastante rugosa, con raíces profundas y fuertes. Si se deja crecer libremente, alcanza 15 metros de altura. Sin embargo, en huertos, sean comerciales o domésticos, no conviene dejarlo crecer tanto, lo que dificulta la cosecha. Las hojas son anchas, lanceoladas y rígidas, y presentan un verde terroso más claro o más oscuro, que adquiere bellas tonalidades de bronce y rojo durante el otoño, justo antes de caer.
Las flores son pequeñas, de color crema o rosadas, tetrámeras y pueden ser femeninas, masculinas o hermafroditas. La floración ocurre en primavera y puede suceder que la expresión sexual de un árbol cambie cada año, con una mayor proporción de flores masculinas o hermafroditas, por ejemplo.
Los frutos son bayas, y pueden presentar semillas, cuando son polinizados, o ausencia total de semillas, cuando se forman por partenocarpia. Pueden ser globosos, ovoides o aplanados, amarillos a rojizos, de cáscara fina y pulpa firme y opaca, o blanda, gelatinosa y translúcida. Los frutos maduran a finales del verano y principios del otoño, pero algunas cosechas pueden extenderse un poco más, según la variedad. Hay diferentes variedades de caquis, que generalmente se clasifican en cuanto al contenido de tanino en los frutos que pueden ser:
- Sibugaki – Taninosos: Son frutos que, incluso maduros, presentan un alto contenido de taninos, lo que les confiere una fuerte astringencia en la boca. La sensación de «amarra la lengua» es comúnmente descrita. La pulpa comúnmente es roja. Estos frutos pueden ser consumidos sin problema, siempre y cuando pasen por un proceso de destanización, con alcohol etílico, vinagre o dióxido de carbono, durante más o menos 4 días, lo que los hace dulces. Ej.: Kakimel, Pomelo, Coral
- Amagaki – Dulces (o no taninosos): De pulpa amarilla o anaranjada, son los caquis que pueden ser consumidos aún firmes, y no presentan astringencia. El tipo más conocido de este grupo es el Fuyu.
- Variables – Aquí entran el caqui-café y el caqui-chocolate. Los frutos con semillas son dulces y no taninosos, además de presentar la pulpa más o menos oscura, con rayos de color marrón, variando con la cantidad de semillas. Los frutos formados sin semillas son taninosos, de pulpa amarilla, y necesitan pasar por la destanización como los frutos del tipo sibugaki. Ej. Rama-forte, Giombo y Kyoto.
Los caquis se consumen en su mayoría in natura, pero con ellos se puede hacer una infinidad de preparaciones culinarias. Desde frutos secos (tipo pasa) a jugos, jaleas, licores, pudines, helados, pasteles, salsas (tipo chutney), e incluso un excelente vinagre. Son ricos en betacaroteno, vitamina C y sales minerales, pero también son ricos en azúcar y taninos, por lo que su consumo debe ser moderado.
El caqui es un árbol excelente para el jardín o huerto doméstico, pues además de proporcionar abundancia de frutos, produce mucha sombra en verano y permite el paso de la luz solar en invierno. El caquillero es ávidamente buscado por la avifauna silvestre, tanto por la amplia oferta de frutos como para la producción de nidos.
Su mantenimiento es bajo, y en su mayoría es bastante resistente a plagas y enfermedades. Requiere solo podas de formación y fructificación, eliminando ramas altas, viejas y enfermas, abriendo la copa para que pueda estar bien aireada y soleada. El raleo de los frutitos en formación también es interesante, ya que permite frutos más grandes y evita el agotamiento del árbol.
En plantaciones comerciales se debe seguir las recomendaciones de poda, tutoramiento y apuntalamiento de las ramas, para, además de una óptima productividad, una buena sanidad en el huerto. Curiosidad: la madera del caquillero es similar al ébano, de color oscuro, grano fino y dura. Es difícil de trabajar, pero produce objetos de calidad, desde palos de golf hasta instrumentos musicales y utensilios domésticos.
El caquillero debe cultivarse a pleno sol, en suelo fértil, drenable, enriquecido con materia orgánica e irrigado regularmente durante el período de crecimiento y fructificación. En invierno conviene reducir o incluso suspender los riegos. Aprecia fertilizaciones ricas en fósforo y micronutrientes, así como encalados realizados durante el período de dormancia, en invierno.
Durante el período vegetativo, son bienvenidas las fertilizaciones ricas en nitrógeno y potasio, repartidas y sin excesos, de lo contrario se puede comprometer la fructificación. A pesar de adaptarse a diferentes climas y gustar del calor, el caquillero prefiere el clima subtropical, ya que necesita cierto tiempo de horas de frío para florecer y fructificar satisfactoriamente. Este tiempo varía según la variedad. Así, hay variedades más apropiadas para el cultivo en la America del Sur, otras para el Mexico y Caribe, así como para España.
Se multiplica principalmente por injerto, de clones conocidamente productivos, sobre portainjertos resistentes, originarios de semillas y adaptados a suelos más secos y profundos o a suelos más superficiales y húmedos, siendo ellos respectivamente Diospyros kaki y Diospyros virginiana. Fructifica después de 4 a 7 años de plantado.