Pata de Oso

Cotyledon tomentosa

Raquel Patro

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Cotyledon tomentosa

La Pata de oso, de la especie Cotyledon tomentosa, es una planta suculenta encantadora, que cautiva a admiradores por sus juguetonas hojas en forma de «pata de oso». Nativa de Sudáfrica, específicamente de la región semiárida conocida como Little Karoo, esta planta se desarrolla en campos rocosos de cuarzo y en laderas empinadas sombreadas de arenisca cuarcítica. Este ambiente ofrece el drenaje excepcional que la Cotyledon tomentosa requiere, debido al suelo extremadamente poroso encontrado en esa área.

Cotyledon tomentosa en maceta con flores amarillas
Foto de Derryk

El nombre Cotyledon tomentosa deriva de características distintas de la planta. «Cotyledon«, del griego «kotyledon«, significa «pequeña copa», posiblemente refiriéndose a la forma de las flores. El epíteto específico «tomentosa«, a su vez, proviene del latín «tomentum«, indicando la presencia de una cobertura peluda o lanosa. Este término es un guiño directo a los tricomas, pelos especializados que cubren las hojas, proporcionando protección contra la pérdida de agua en los ambientes áridos a los cuales la planta está adaptada.

La pata de oso es un subarbusto suculento perenne, perteneciente a la familia Crassulaceae, que puede alcanzar entre 30 a 70 cm de altura, aunque generalmente la vemos siendo comercializada en tamaños pequeños. Lo más notable son sus hojas gruesas, suculentas, redondeadas, cubiertas por un corto y denso pelaje, que las hacen recordar las patas de un oso, completas incluso con «uñas» rojizas en las puntas. Los tricomas (pelos) presentes en las hojas, tallos, y hasta en las flores y botones florales, no son meramente una característica ornamental; desempeñan un papel crucial en la reducción de la pérdida de agua y la reflexión de la luz solar permitiendo que la planta prospere bajo pleno sol y en ambientes áridos.

Las hojas son oblanceoladas a oblongo-elípticas, con 1,5 a 5,5 cm de largo y 8 a 15 cm de ancho, presentando de 3 a 10 dientes prominentes de color verde a rojo oscuro en las puntas. Estos «dientes» son una característica distintiva de la especie y varían en número. La coloración en las «uñas» de las hojas se intensifica cambiando de verde a rojo con la exposición a la luz solar directa, no solo contribuyendo a la belleza de la planta, sino también a su estrategia de supervivencia, al reducir el estrés causado por la luz intensa. Los tallos son finos, tomentosos a peludos, ramificando cerca del nivel del suelo. En las plantas más viejas, pueden lignificar en la base, de manera a hacer el tallo más resistente.

La floración de la pata de oso ocurre entre julio y septiembre, con flores que varían del rojo al casi amarillo, formando una inflorescencia tipo tirsio con 1-3 dicásios y 10 a 20 flores pendientes. Las flores, en forma de urna típica del género Cotyledon, poseen cinco pétalos que se separan cerca de las puntas, enrollándose hacia atrás, generalmente apuntando hacia afuera en pedicelos bastante cortos.

Flores rojas y garras púrpura en Cotyledon tomentosa
Flores rojas y garras púrpura en Cotyledon tomentosa. Foto de John Rusk

La Cotyledon tomentosa presenta dos subespecies principales: la C. tomentosa subsp. tomentosa y la C. tomentosa subsp. ladismithiensis. La C. tomentosa subesp. tomentosa es notable por sus hojas carnudas, cubiertas por una capa de tricomas que dan una textura aterciopelada, y denticuladas con puntas rojas. Por otro lado, la C. tomentosa subsp. ladismithiensis, difiere por tener hojas más alargadas y generalmente sin dientes, además de un porte menos ramificado. Ambas subespecies son consideradas vulnerables debido a la degradación del hábitat y la recolección ilegal.

Además de las subespecies naturales, existen cultivares y formas ornamentales como la Cotyledon tomentosa f. variegata, que se destaca por sus manchas crema en las hojas, y la Cotyledon tomentosa subs. ladismithiensis f. variegata, que además de manchas amarillo-crema, posee menos dientes en las puntas de las hojas. Estas variedades variegadas son especialmente buscadas por coleccionistas y entusiastas de suculentas por su belleza y rareza.

Tanto en paisajismo como en decoración, la patita de oso es extremadamente versátil. En jardines de inspiración desértica o rocosa, destaca por su capacidad de añadir textura, forma y color, especialmente cuando se agrupa con otras suculentas y cactos. Su tolerancia a la sequía y la capacidad de adaptarse a suelos pobres la hacen ideal para estos ambientes.

En macetas, la Cotyledon tomentosa se adapta bien tanto en interiores como en balcones soleados, siempre que reciba luz suficiente. La elección de la maceta es crucial; los maceteros de barro son preferibles por su porosidad, ya que ayudan en el control de la humedad del suelo, evitando el exceso de agua que puede llevar a la pudrición de las raíces. Por su efecto lúdico, las patas de oso son especialmente recomendadas para mini jardines y terrarios abiertos, donde pueden entrar en composición con otras plantas y ser admiradas de cerca sobre mesitas y aparadores. Los niños se emocionan especialmente con la jardinería con esta suculenta especial.

La patita de oso, a pesar de su aspecto tierno, esconde una naturaleza menos amigable debido a su toxicidad. Esta suculenta posee glucósidos cardiotóxicos, incluyendo bufadienólidos, sustancias que son extremadamente peligrosas para humanos y animales domésticos. La ingestión, incluso en pequeñas cantidades, puede causar serios problemas de salud, como irregularidades e insuficiencia cardíaca, además de síntomas agudos como apatía, hipersalivación y temblores.

Cotyledon tomentosa ladismithiensis
Cotyledon tomentosa subsp. ladismithiensis. Foto de Tracey Inowell

Su toxicidad no se limita solo al contacto directo; la carne de los animales afectados que hayan ingerido la planta sigue siendo tóxica incluso después de cocida, representando un riesgo también para quienes consumen esta carne. Por lo tanto, es esencial cultivar la Cotyledon tomentosa con precaución, manteniéndola fuera del alcance de niños pequeños y mascotas, para admirar su belleza sin correr riesgos. Los niños mayores pueden ser informados sobre sus peligros y así aprender a respetar la naturaleza.

El cultivo de la Cotyledon tomentosa requiere algunos cuidados, pero se considera una planta de fácil cultivo, adecuada para jardineros principiantes y olvidadizos. La iluminación es un factor crítico; necesita mucha luz, preferiblemente sol pleno o semisombra, para mantener sus colores vivos y promover un crecimiento saludable. Sin embargo, en lugares con clima cálido, se debe proteger las plantas del sol directo excesivo durante las horas más calientes del día, especialmente en verano. En estos casos, una sombrilla puede ser de gran ayuda.

En ambientes internos, debe ubicarse cerca de ventanas que reciban luz solar directa durante varias horas al día. Si esto no es posible, el uso de luces especiales para el crecimiento de plantas (lámparas de crecimiento) puede ser una alternativa para complementar la iluminación. Tenga en cuenta que las plantas cultivadas con poca luz directa generalmente permanecen verdes, mientras que aquellas que reciben suficiente luz solar mostrarán un crecimiento más compacto y las características garras rojizas.

El régimen de riego es crucial para la salud de la Cotyledon tomentosa. Esta planta prefiere un suelo que se deje secar completamente entre riegos. Durante la temporada de crecimiento (primavera y otoño), el riego puede ser moderado, ajustándose según el tiempo que tome para que el suelo se seque, lo cual depende de la temperatura, luminosidad y ventilación del ambiente. En invierno, la frecuencia de riego debe reducirse significativamente, ya que la planta entra en dormancia y el exceso de agua puede llevar a la podredumbre radicular. La técnica de «regar profundamente, pero con poca frecuencia» es la más recomendada, asegurando que toda la tierra en la maceta se moje, pero permitiendo que se seque completamente antes del próximo riego.

Un suelo bien drenado y aireado es esencial para la salud de la Cotyledon tomentosa. Un sustrato comercial propio para cactus y suculentas, que generalmente incluye arena gruesa o perlita, es ideal para garantizar un drenaje adecuado. Para potenciar el drenaje, se puede añadir una capa de material grueso, como grava o arcilla expandida, en el fondo de la maceta. Esta práctica previene que las raíces estén en contacto prolongado con el agua, minimizando el riesgo de podredumbre. Siguiendo la misma lógica, nunca use un platillo debajo de la maceta de la pata de oso.

La pata de oso es sensible al frío, prefiriendo temperaturas por encima de los 5°C. Aunque puede soportar breves períodos de frío hasta cierto punto, exposiciones prolongadas a temperaturas congelantes o por debajo de 0°C pueden ser letales. En regiones donde las temperaturas caen por debajo de este límite, es prudente cultivar la pata de oso en macetas que puedan llevarse al interior o ofrecer protección, como cubrir con tela durante la noche.

Aunque esta planta está adaptada a suelos pobres en nutrientes, una fertilización ligera durante la temporada de crecimiento puede promover un desarrollo más vigoroso. Un fertilizante con bajo contenido de nitrógeno, formulado específicamente para cactus y suculentas, aplicado una o dos veces durante la fase vegetativa, es suficiente.

Si se utiliza un fertilizante multiuso adecuado para plantas ornamentales, es importante diluirlo más de lo recomendado para evitar el riesgo de sobrealimentación que puede dañar la planta. Evite fertilizaciones orgánicas para esta suculenta, ya que pueden promover la compactación prematura del suelo, obstruyendo su porosidad. Realice el trasplante cada dos años, para renovar el sustrato y estimular el crecimiento de nuevas raíces en la planta.

Aunque relativamente resistente a plagas, la Cotyledon tomentosa puede ocasionalmente verse afectada por pulgones y cochinillas. La inspección regular y la limpieza de las hojas pueden ayudar en la prevención. En caso de infestación, pueden ser necesarios tratamientos con alcohol isopropílico o insecticidas específicos. Además, mantener el suelo y el área alrededor de la planta limpios y libres de escombros ayuda a reducir el riesgo de enfermedades. La grava sobre el sustrato no solo sirve como decoración, sino que también ayuda a mantener el sustrato limpio y prevenir la aparición de malas hierbas.

Pata-de-urso Variegata
Pata-de-urso Variegata. Foto de Canva.

La pata de oso se multiplica tanto por semillas como por esquejes de hojas, hojas o por decapitación. La propagación por esquejes de tallo es la forma más rápida y efectiva, simplemente cortando un tallo con hojas y dejándolo cicatrizar por algunos días antes de plantar en suelo adecuado. Este método tiene una alta tasa de éxito, permitiendo a los entusiastas de las suculentas multiplicar fácilmente sus plantas para vender o regalar.

La propagación por esquejes de hojas, aunque más lenta, es un método particularmente popular, que permite observar el desarrollo de nuevas raíces y eventualmente nuevas plantas a partir de una sola hoja. Para proceder con este tipo de propagación, basta con separar cuidadosamente las hojas, esperar algunos días para que se forme el callo cicatrizal y colocarlas delicadamente sobre un sustrato mantenido ligeramente húmedo, en un lugar iluminado. No es necesario enterrarlas. Con el tiempo, las hojas brotarán nuevas raíces. Todas las hojas que se pudran durante el proceso deben ser descartadas inmediatamente para no contaminar a las demás.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.