Cómo y por qué debes decapitar tus suculentas

Raquel Patro

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Como decapitar suculentas
Cómo decapitar suculentas
Suculentas decapitadas

Tranquilo, este artículo no trata sobre cómo maltratar o asesinar plantas inocentes. La decapitación de las suculentas, como veremos a continuación, es una técnica beneficiosa que trae muchas ventajas para tus plantas si se realiza por las razones correctas y con la técnica adecuada. A pesar del nombre aterrador, la decapitación de las suculentas es una técnica muy simple y fácil de realizar, y con cuidados mínimos tendremos bastante éxito. Pero antes de ir al paso a paso de cómo decapitar suculentas, es importante que sepamos por qué se realiza esta operación, así sabremos cuál es el mejor momento para llevarla a cabo.

¿Por qué decapitar las suculentas?

Conozco al menos 8 razones diferentes para decapitar tus suculentas. Mira cómo esta operación puede ser ventajosa con la lista a continuación:

  1. Controla plagas y enfermedades: Al remover la parte inferior de las plantas eliminas junto a las plagas y enfermedades, como cochinillas y nematodos que insisten en esconderse. ¡Y sí! Hay plagas debajo de la tierra. Muchas cochinillas chupan la savia de las raíces y los nematodos suelen provocar engrosamientos que perjudican la absorción.
  2. Renueva el sistema radicular: Al cortar las raíces de la planta, esta se ve obligada a producir nuevas raíces. Así, las suculentas decapitadas desarrollan un nuevo sistema radicular 100% eficiente en absorber agua y nutrientes y fijar la planta en el sustrato.
  3. Devuelve el aspecto compacto de plantas estioladas: Plantas que crecen bajo iluminación insuficiente desarrollan una condición de estiolamiento, donde su tallo se alarga y las hojas se espacian. La planta estiolada pierde completamente el aspecto compacto y simétrico de roseta, quedando desfigurada y debilitada. Pero incluso si cambiamos las condiciones de luminosidad y la planta vuelve a crecer en un ambiente saludable, su tallo y hojas alterados no se recuperan más. Es decir, la iluminación corregida no trae sola la forma compacta de roseta de las suculentas. Es necesario decapitar para que ocurra un nuevo crecimiento y volver a lo que era antes.
  4. Mejora la conducción de la savia: Raíces nuevas y un tallo corto y sano ayudan a llevar la savia de una manera despejada y fluida. Sin partes fibrosas, podridas, cicatrices o estrechamientos que puedan obstruir el flujo adecuado tanto en el floema como en el xilema.
  5. Promueve la salud de las hojas: Al decapitar, eliminamos las hojas secas y marchitas de la base, aumentando la ventilación del lugar, además de eliminar junto eventuales plagas que se escondan en esos lugares. Es una excelente oportunidad para una inspección detallada en las plantas, que pueden ser vistas más de cerca y desde otros ángulos.
  6. Ayuda a controlar el crecimiento: Las suculentas más antiguas van desarrollando un tronco largo, que las deja con aspecto de cuello largo, lo cual no siempre es deseable. La decapitación devuelve el aspecto de roseta de la planta. Además, el acortamiento del tallo promueve el aumento gradual del diámetro de las rosetas.
  7. Evita roturas: No es raro que plantas con cuello largo, con una gran roseta pesada en la punta acaben inclinándose hacia un lado y rompiendo el tallo. Al realizar la decapitación prevenimos la aparición de esta situación alarmante. Esto permite también reposicionar la suculenta en el centro del macetero y recuperar la simetría del conjunto.
  8. Produce esquejes: Muchas personas tienen dificultad para producir esquejes a partir de hojas o pedúnculos florales. No siempre la culpa es del jardinero. Algunas especies de suculentas son realmente más difíciles de multiplicar por hojas. Sin embargo, al decapitar, podemos producir nuevos esquejes que brotan del tallo antiguo. Este puede quedar feo por un tiempo, hasta empezar a brotar hermosamente en diversos puntos, produciendo muchos esquejes. Durante la decapitación, muchas hojas caen o son removidas. Si aún están gorditas pueden muy bien seguir para un vivero y producir esquejes hasta que no tengas más donde plantar. Consecuentemente, puede ser que tengas que empezar a donar y vender tus plantas.
  9. Salva plantas enfermas: Al realizar la decapitación, tenemos la oportunidad de salvar una planta que necesita urgentemente de intervención, como cuando las plantas son afectadas por algún tipo de enfermedad. Al decapitar conseguimos aislar las partes sanas de las partes enfermas, ofreciendo una segunda oportunidad para que la planta viva. Si la parte superior de la roseta está enferma, prevenimos que alcance todo el tallo, pero si el tallo y las raíces están podridos, remover la roseta y replantarla será su salvación. Pero atención, la decapitación solo funcionará en este caso cuando la enfermedad sea localizada y todavía no se haya esparcido. Enfermedades que afectan a toda la planta al mismo tiempo no podrán ser tratadas con la decapitación.

Listo, ahora el miedo no puede ser más una excusa para decapitar tu suculenta. Después de todo, las razones para decapitar son muy ventajosas, haciendo que los riesgos valgan la pena. Es verdad, hay algún riesgo en decapitar. Después de la decapitación las plantas pueden quedar fragilizadas, contraer alguna enfermedad, e incluso pudrirse y morir. Pero no te asustes, con la técnica correcta que aprenderás a continuación, las probabilidades de que esto ocurra son remotas.

Vivero de suculentas
Cuando decapitamos las suculentas, obtenemos muchas hojas para nuestro vivero producir esquejes.

Paso a paso de la decapitación

El primer aspecto que debemos tener en cuenta es sobre la época del año. Las suculentas suelen crecer más en la primavera y el verano, y ese es el momento ideal para decapitarlas. Si tu suculenta crece más en invierno, haz la decapitación en ese período. Lo importante es que la planta esté durante su crecimiento vegetativo. Jamás realices la decapitación de plantas durante la dormancia, pues esto las debilita y retrasa el enraizamiento. Otro momento que es bueno evitar, es el período lluvioso, ya que favorece la aparición de enfermedades y podredumbre.

Antes de iniciar el proceso, verifica si tu suculenta está sana y apta para la decapitación. Plantas ya completamente marchitas, llenas de plagas en la parte superior de la roseta deben ser tratadas antes de la decapitación. Es conveniente decapitar plantas que estén bien nutridas e hidratadas, pues así tendrán más reservas de agua y nutrientes para rebrotar y enraizar rápidamente. Así, si hay algo que pueda ser hecho antes, hazlo para preparar tu planta. Piensa que estará un buen tiempo sin raíces para absorber agua y nutrientes, y necesitará sostenerse hasta entonces. Si la planta está estiolada, es mejor colocarla en el lugar correcto, con más luminosidad, y esperar a que forme una roseta saludable antes de la decapitación. Sin embargo, si la razón para la decapitación es salvar una planta enferma, no dudes y corta pronto. No esperes a que la planta mejore, pues su salvación puede estar justamente en la decapitación.

Suculentas estioladas tienen tallos largos y hojas dispersas.

Separa también algunos materiales que serán necesarios. Lo más importante es un instrumento de corte bien afilado para la decapitación. Puede ser un bisturí, una navaja, tijeras de poda o incluso un cuchillo. Evita cuchillos de sierra o tijeras inapropiadas, que aplastan los tejidos de la planta, y perjudican la futura cicatrización. Nuestro objetivo es un corte limpio y recto. Vas a notar que unas suculentas son más fáciles de cortar que otras. Mientras algunas son tan fáciles como cortar un pepino, otras pueden ser fibrosas y duras, dificultando el proceso, por eso es tan importante tener la herramienta correcta.

Como muchas enfermedades pueden ser transmitidas a través del instrumento contaminado, esteriliza tu tijera o bisturí entre una planta y otra, y muchas veces incluso entre un corte y otro si estás lidiando con plantas enfermas. Para ello hay quien recomiende pasar la hoja por la llama, pero yo prefiero utilizar un pequeño pedazo de papel higiénico empapado en alcohol. Creo que interfiere menos en el metal y es igualmente eficiente.

  1. Con un estilete o navaja bien afilada, corte la «cabeza» de su suculenta, de manera que mantenga todas las hojas sanas y bien posicionadas de la planta y aún conserve una pequeña porción del tallo, para el enraizamiento. Podar excesivamente, sin dejar esa pequeña porción, aumenta los riesgos de pudrición y consecuente pérdida de su suculenta. Además, ese pequeño tallo ayuda a fijar la roseta en el nuevo sustrato. Si va a aprovechar el tallo restante para hacer esquejes, recuerde de hacer el corte en diagonal, de forma que no acumule agua de riego en el lugar de la cicatriz. Si el lugar del corte quedó un poco masticado, no tenga miedo de arreglarlo, para que quede lo más limpio y saludable posible.
  2. Después de cortado, seque alguna eventual savia que pueda haber salido del lugar del corte con un pequeño pedazo de papel higiénico.
  3. Retire todas las hojas secas, marchitas y busque la presencia de plagas como cochinillas y pulgones, eliminando los que aparezcan.
  4. Quite también inflorescencias cortándolas en la base. Las flores utilizan buena parte de la energía de la planta que debe ser dirigida al enraizamiento después de la decapitación.
  5. Opcional: Aplique algún tipo de cicatrizante. Las suculentas aceptan bien el uso de canela en polvo, extracto de própolis o pegamento instantáneo. El pegamento instantáneo, del tipo «Super Glue», sella rápidamente el lugar del corte, impidiendo la contaminación.
  6. Deje su suculenta cicatrizando en un lugar semi-sombreado y protegido de la lluvia por dos a tres días y observe la formación de la cicatriz. Algunas suculentas cicatrizan rápido y pueden ser replantadas en un día, otras exigirán un poco más de tiempo, como una semana. Jamás deje la roseta removida al sol, ya que es incapaz de absorber agua y se deshidratará más rápido que su velocidad de enraizar. En el caso del tallo que será dejado para hacer nuevas esquejes, no se preocupe por esto, y vuelva a colocarlo exactamente en el lugar donde estaba anteriormente.
  7. Tan pronto como cicatricen, puede proceder al plantío de las rosetas. Utilice siempre un sustrato propio para suculentas, bien drenable. Entierre una pequeña parte del tallo que quedó bien en el centro de la maceta o en el lugar deseado, en caso de que esté haciendo alguna composición. Elija siempre una maceta proporcional al tamaño de la roseta y con un pequeño margen para el crecimiento. Contrario a lo que pueda parecer, macetas grandes no favorecen el crecimiento de las plantas.
  8. No se preocupe en regar las rosetas recién replantadas, después de todo aún no tienen raíces para absorber el agua y los riegos pueden más perjudicar que ayudar en este momento. Un sustrato ligeramente húmedo ya es suficiente para estimular la formación de raíces.

¡Y así se completa la decapitación! Apuesto a que pensó que sería más complicado. Pero esa es la alegría de cultivar suculentas. Una vez que se acostumbra a ellas y entiende cómo funcionan, se da cuenta de que es muy fácil y gratificante coleccionar y cuidar de estas gorditas.

Después de la decapitación y replantío, nuestras suculentas se renuevan, con rosetas bien densas.

Después de unos 15 días, comience a regar nuevamente sus rosetas replantadas sin miedo y vaya gradualmente exponiéndolas al sol otra vez. Los tallos que quedaron para producir esquejes pueden ser regados normalmente, teniendo solo el cuidado de no mojar el lugar del corte.Recuerde reanudar la fertilización, de manera ligera y con fertilizantes completos, específicos para suculentas.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.