La mancha parda es una enfermedad causada por los hongos del género Bipolaris e infecta principalmente gramíneas. La mancha parda es cosmopolita y aunque representa un desafío en muchos lugares, parece tener una tendencia a preferir climas subtropicales a tropicales, que suelen ser suaves y húmedos, como en el sur de América del Sur, algunas áreas de Australia, Sudáfrica y el sur de los Estados Unidos. Estos hongos causan daños en arroz, palmeras, gramíneas, caña de azúcar, trigo, girasol, maíz, coco, lupino, pandano, maranta, heliconia, planta ti, cactus, pitaya, confeti, dalia, entre muchas otras plantas. Es decir, la enfermedad no se limita a las plantas de cultivo, afectando también a numerosas especies de plantas ornamentales. Las infecciones suelen ser más pronunciadas y graves en regiones tropicales, donde pueden perjudicar cosechas enteras y provocar hambruna en las poblaciones locales. Su poder es tal, que llegó a ser considerada como un arma biológica por EE. UU. contra Japón, durante la Segunda Guerra Mundial.
La hambruna de Bengala de 1943 es un trágico ejemplo del impacto devastador de la mancha parda en la seguridad alimentaria. Durante este período, la región de Bengala, en la India Británica, sufrió una de las peores hambrunas de su historia. Uno de los principales culpables fue la enfermedad de la mancha parda en el arroz, causada por el hongo Cochliobolus miyabeanus (anamorfa como Bipolaris oryzae). Esta enfermedad atacó los cultivos de arroz, reduciendo significativamente los rendimientos agrícolas en una región ya afectada por dificultades económicas y políticas. Se estima que la producción de arroz cayó entre un 40% y un 90% en algunas áreas, exacerbando la escasez de alimentos y contribuyendo directamente a la hambruna que llevó a la muerte de aproximadamente 2 millones de personas.
Las lesiones de Bipolaris, principalmente en gramíneas, normalmente son manchas marrón oscuras en hojas, tallos y granos, siendo más comúnmente encontradas en las hojas. Estas manchas son circulares, ovales o elípticas, teniendo el centro más claro y acinzentado, como una necrosis seca. En la región externa a las manchas, se caracteriza un halo amarillo claro. En casos extremos, las manchas pueden cubrir hasta la mitad del área foliar. Conforme crecen y se expanden, van coalesciendo y formando manchas mayores.
Las infecciones ocurren principalmente en la germinación y en la floración y son de difícil control. Además, el hongo causante de la mancha parda puede producir toxinas que tienen un efecto inhibitorio sobre el desarrollo de las raíces, brotes y hojas, y que también actúan en la reducción de las capacidades de defensa de las plantas. Este mecanismo de acción es uno de los principales causantes de las manchas marrones que se forman en las hojas, un síntoma clásico de la infección.
La dispersión de estos hongos ocurre prioritariamente debido a la acción del viento y, en menor escala, a través de semillas y plántulas infectadas. Además, en pequeñas distancias, gotas de lluvia y/o irrigación pueden servir como medio de transporte para los esporos, infectando plantas cercanas al foco inicial. En general, las condiciones favorables para el desarrollo de estos hongos son temperaturas suaves asociadas a alta humedad relativa del aire y mojaduras frecuentes. Además, las plantas con deficiencia nutricional o hídrica son más propensas a enfermarse. El exceso de nitrógeno tiende a favorecer la enfermedad, mientras que aplicaciones correctivas de calcio, potasio y silicio mejoran la resistencia de las plantas.
En las gramíneas, como el arroz y el maíz, e incluso en gramíneas ornamentales, esta enfermedad es favorecida por condiciones de baja humedad y altas temperaturas, ambientes comunes en regiones con períodos de sequía. Por otro lado, la enfermedad en cactus, causada principalmente por Bipolaris cactivora, presenta una dinámica diferente. Este patógeno prospera en ambientes cálidos y húmedos, condiciones frecuentemente encontradas en invernaderos o en regiones tropicales y subtropicales. La infección se manifiesta típicamente como pudrición del tallo y frutos, especialmente en pitaya. En cactus, los síntomas iniciales son lesiones amarillentas y encharcadas, evolucionando a áreas extensas de pudrición que pueden llevar a la muerte de la planta.
La prevención de la aparición de la mancha parda incluye un riguroso control de las plantas que se añaden al vivero, jardín o colección. Un período de cuarentena es fundamental para evitar la entrada de la enfermedad. Mantener las plantas sanas, con nutrición equilibrada y bien hidratadas también es importante para evitar el surgimiento de la mancha parda. La limpieza en los parterres y áreas de producción también es fundamental, evitando dejar restos de poda y recortes de césped acumulados, así como malas hierbas que puedan servir como hospedadores de la enfermedad. La aparición de la mancha parda a menudo es un indicativo de que la irrigación está desajustada, ya sea por exceso de agua o por una frecuencia por encima de lo recomendado.
El control se realiza con la aplicación de fungicidas, como la mezcla de Burdeos, pero nunca de forma curativa, sino preventiva, ya que altas infecciones son prácticamente imposibles de controlar. En pequeños cultivos o jardines ornamentales, se recomienda principalmente acciones que eviten el establecimiento y diseminación de la enfermedad, como la adquisición de semillas, plántulas y plantas adultas libres de enfermedades, provenientes de comerciantes confiables y preferir especies, variedades y cultivares, si disponibles, con tolerancia conocida a la enfermedad.
Además, mantener las plantas podadas para que siempre haya ventilación y el agua de riego no permanezca estancada en las hojas, regulando tanto la temperatura como la humedad. El riego siempre que sea posible debe ser efectuado sobre el suelo o sustrato y no sobre las hojas. Además, nunca está de más reforzar cuánto la nutrición afecta la fisiología de las plantas. Cuando están bien nutridas, las defensas de los vegetales en general contra patógenos como Bipolaris, así como plagas, son más eficientes.
Al encontrar plantas con los síntomas de la mancha parda, se recomienda la aplicación de fungicidas. Es crucial variar los productos utilizados, alternando entre materiales con diferentes modos de acción. Esto puede hacerse consultando a un ingeniero agrónomo, que recomendará la alternancia entre fungicidas de contacto como clorotalonil, cobre o mancozeb, con aquellos de los Grupos FRAC 3 y 11, como triazoles y oxidasa de ubiquinol. Aunque encuentres un producto eficaz, esta es una estrategia efectiva para evitar el surgimiento de resistencia. Algunas plantas de alto valor pueden ser recuperadas con poda y fungicidas sistémicos cuando se aplican a tiempo. Tenga en cuenta que los esporos del hongo se esparcen fácilmente por el aire y a través del agua. Queme sin piedad los restos de poda de las plantas afectadas, así como las plantas que están irremediablemente acometidas.
Es fundamental también que los productores y viveristas sean cuidadosos al detectar los primeros signos de enfermedades en sus plantas, evitando así la dispersión de las enfermedades a través de intermediarios, comerciantes y clientes.