El Manacá da serra (Pleroma mutabile) o Tibochina, es un árbol ornamental semi-deciduo de porte medio, originario de la Mata Atlántica brasileña, apreciado por su llamativa floración que presenta tonalidades que varían del blanco al púrpura a medida que las flores envejecen. Esta característica cromática secuencial proporciona un efecto visual impactante, haciendo que la planta sea muy utilizada en proyectos de paisajismo urbano y jardines residenciales. Además de su belleza, posee raíces no agresivas y una copa que no interfiere con el cableado aéreo. Su popularidad es notable, especialmente en el sur y sureste de Brasil, donde se destaca como una especie nativa de fácil adaptación al ambiente urbano, y también se cultiva en otras regiones tropicales y subtropicales, como en Australia, donde es conocido como «glory bush«.
El nombre científico Pleroma mutabile deriva del griego “plēroma”, que significa “plenitud” o “abundancia”, en referencia a la densidad del follaje y la profusión de flores, y del latín “mutabilis”, que significa “mutable” o “sujeto a cambio”, aludiendo a la variación de colores de las flores a lo largo de su ciclo. La elección del epíteto específico refuerza una de las características más distintivas de la planta, que es precisamente el cambio de coloración de los pétalos. El género Pleroma fue anteriormente clasificado bajo Tibouchina, pero revisiones taxonómicas recientes basadas en datos moleculares resultaron en la reclasificación de varias especies. Así, el nombre Tibouchina mutabilis se ha convertido en un sinónimo de Pleroma mutabile, el nombre oficial para la Tibochina.
Pleroma mutabile es endémica de la Mata Atlántica, con presencia natural predominantemente en el sur y sureste de Brasil, abarcando los estados de São Paulo, Paraná, Rio de Janeiro, Espírito Santo y Santa Catarina. Crece preferentemente en regiones de bosque ombrófilo denso, áreas de ladera de la Serra do Mar y áreas de restinga, en altitudes que varían de 100 a 1.200 metros. Se desarrolla en bosques húmedos tropicales, especialmente en áreas de borde de bosque y claros, donde la luminosidad favorece su crecimiento. Es una especie de sucesión secundaria, adaptada a suelos bien drenados y ricos en materia orgánica, características típicas de su hábitat natural.
El Manacá da serra es un árbol que alcanza de 4 a 12 metros de altura, con una copa de hasta 4 metros de diámetro, y un tronco de aproximadamente 25 cm de diámetro. Sus raíces son del tipo axonomorfa, profundas y no agresivas, lo que facilita su uso en áreas urbanas. El tallo es erecto, ramificado desde la base en individuos jóvenes, con corteza lisa de color grisáceo a marrón claro, que puede descamarse en placas con el tiempo. El crecimiento es generalmente vertical, erecto y bastante ramificado y la copa es densa y redondeada.
Las hojas del Pleroma mutabile son simples, opuestas y caducas, con pecíolos cortos y discretos. Presentan forma elíptica a ovalada, con ápice agudo y base atenuada, midiendo entre 6 y 12 centímetros de longitud. La coloración es verde oscuro en la cara adaxial y más clara en la cara abaxial. La nervadura es acródroma (curvinérvea), con tres a cinco nervaduras arqueadas que parten de la base y se dirigen al ápice de la lámina, característica típica de la familia Melastomataceae. La superficie foliar es ligeramente pubescente, especialmente en la cara inferior, con textura cartácea y brillo sutil.
La Tibochina es una especie hermafrodita, con flores completas y fértiles en ambos sexos. La floración ocurre principalmente entre la primavera y el verano, con pico entre los meses de noviembre y enero. Las inflorescencias son del tipo panícula terminal, con varias flores reunidas en las extremidades de los ramos. Las flores son actinomorfas, de cinco pétalas, con coloración variable que cambia con el tiempo: inicialmente blancas, luego rosadas y finalmente púrpuras. No poseen fragancia perceptible y son polinizadas predominantemente por abejas. Los frutos son cápsulas dehiscentes, marrones, con forma oblonga, que se abren liberando numerosas semillas pequeñas y ligeras, dispersadas principalmente por el viento.
Foto de mauro halpern
La forma enana de la especie (Pleroma mutabile ‘Nana’), conocida como Manacá-da-serra Enano, es una variación compacta de esta especie nativa brasileña, manteniendo todas las características ornamentales de la planta original en dimensiones reducidas. Esta cultivar compacta generalmente no supera los 3 metros de altura, en contraste con la forma típica que puede alcanzar unos 12 metros. Además, es más precoz, iniciando su floración con menos de medio metro. Con su porte arbustivo, es adecuada para el uso aislado o en grupos y alineaciones. Su floración ocurre en invierno, a diferencia de la forma arbórea típica. También puede ser cultivada en macetas.
La variedad enana es muy buscada por su adaptabilidad a espacios más pequeños, facilidad de manejo y mantenimiento, además de la posibilidad de uso en jardines residenciales urbanos y aceras, donde el espacio es limitado. Su floración exuberante y el característico gradiente de colores de las flores – que varían del púrpura intenso al blanco rosado a medida que maduran – se vuelven aún más concentrados e impactantes en la versión compacta.
A pesar de la confusión común entre los diferentes tipos de manaca, el Manacá da serra (Pleroma mutabile), el Cuaresmero (Pleroma granulosum) y el Jazmín del Paraguay (Brunfelsia uniflora) presentan características marcadamente diferentes. El Manacá da serra, del que trata este artículo, presenta flores que cambian de color progresivamente y hojas caducas; mientras que la Cuaresmero, también arbórea y del mismo género, se distingue por sus flores generalmente púrpuras y simultáneas, sin cambio de color, además de poseer hojas más coriáceas.
En contraste, el Jazmín del Paraguay (Brunfelsia uniflora) pertenece a la familia Solanaceae, tiene un porte arbustivo, hojas perennes y flores menores, onduladas y con un perfume marcante, además, esta y otras especies del género Brunfelsia tienen variación en el color de sus flores, que van del blanco pasando por el lila al púrpura, pero generalmente sin alcanzar el color rosa, lo que los diferencia del Manacá da serra.
El Manacá da serra se destaca como una especie muy versátil en el paisajismo tropical y subtropical, siendo ampliamente utilizada tanto en su forma tradicional (especie tipo) como en la versión enana. En el jardín, la especie puede emplearse como arbusto aislado, creando puntos focales de gran belleza, o en grupos para formar macizos coloridos que proporcionan interés visual durante todo el período de floración. Su adaptabilidad permite el cultivo tanto a pleno sol como en media sombra, haciéndolo adecuado para diferentes condiciones de luminosidad en el jardín.
En proyectos de mayor escala, como parques y plazas públicas, la Tibochina contribuye significativamente a la creación de espacios contemplativos y de descanso. Su floración prolongada, que se extiende por varios meses, garantiza un interés ornamental constante, mientras que su rusticidad y baja demanda por mantenimiento lo hacen interesante en proyectos públicos. La especie también desempeña un importante papel ecológico, atrayendo polinizadores como abejas y mariposas, contribuyendo a la biodiversidad. En el paisajismo, se armoniza perfectamente con otras especies tropicales, permitiendo la creación de jardines que valorizan la flora tropical.
La versatilidad del Manacá da serra se extiende también a su uso en diferentes estilos de jardín, desde composiciones más formales hasta proyectos de estilo naturalista. En jardines rocosos o de estilo mediterráneo, la forma enana se adapta excepcionalmente bien, proporcionando color y textura sin comprometer la escala de la composición. Para jardines de inspiración tropical, tanto la forma tradicional como la enana pueden asociarse a palmeras, helechos y otras especies de follaje exuberante, creando contrastes interesantes entre formas y texturas.
La Tibochina se desarrolla mejor bajo luz solar directa, siendo clasificado como una planta de pleno sol. Puede tolerar media sombra, pero la floración se vuelve menos intensa bajo estas condiciones. Es adecuado para regiones de clima tropical y subtropical, con temperaturas medias entre 18 °C y 28 °C. Tolera caídas esporádicas de temperatura, pero es sensible a heladas moderadas y al frío intenso prolongado, especialmente en plántulas jóvenes. También es vulnerable a vientos fuertes, que pueden dañar ramas y flores. Como es una planta de restinga, la Tibochina es adecuada para áreas costeras, pero debe protegerse de la excesiva maritimidad y lugares muy expuestos a los vientos.
Prefiere suelos bien drenados, con textura arenoso-arcillosa o franca, ricos en materia orgánica y con pH ligeramente ácido a neutro (entre 5,5 y 6,8). En macetas, el sustrato debe tener buena aireación y drenaje, recomendándose la mezcla de tierra vegetal, arena gruesa y compuesto orgánico. Las riegos deben ser regulares, manteniendo el suelo ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. La planta es moderadamente tolerante a la sequía por cortos períodos, pero el encharcamiento frecuente puede causar pudrición de las raíces. Se recomienda la irrigación con frecuencia de dos a tres veces por semana en períodos secos.
La plantación debe realizarse en hoyos previamente preparados, enriquecidos con compuesto orgánico y estiércol bien curtido. Es importante evitar la plantación de plántulas con botones o flores desarrollados, ya que esto compromete la adaptación de la planta y puede resultar en la pérdida de las plántulas o retrasos en el desarrollo. Se recomienda trasplantar plántulas aún en fase vegetativa, sin flores o botones.
Las fertilizaciones semestrales con formulaciones NPK equilibradas, como 10-10-10 o 4-14-8, favorecen el crecimiento y la floración. El uso de tutores es indicado en los primeros años para la conducción del tronco principal. Las podas pueden realizarse después de la floración, con el objetivo de formar la copa y retirar ramas secas o mal posicionadas. La cobertura con mulching alrededor de la base ayuda en la retención de humedad y en el control de plantas invasoras. La fertilización periódica y la reposición de materia orgánica en el suelo son esenciales para mantener el crecimiento equilibrado y evitar deficiencias nutricionales.
La Tibochina es moderadamente resistente a plagas, pero puede ser afectada por cochinillas, pulgones y ácaros, especialmente en condiciones de baja humedad o estrés hídrico. Los hongos como el oídio también pueden ocurrir en ambientes poco ventilados. El control preventivo incluye inspección periódica, aplicación de caldas naturales, como la de jabón de potasio, y uso de fungicidas específicos cuando sea necesario. Una buena circulación de aire y un manejo adecuado del riego, sin excesos ni deficiencias, reducen significativamente la incidencia de enfermedades.
La propagación puede realizarse por semillas, por esquejes o por acodo de ramas semi-leñosas. Los esquejes y el acodo son los métodos más eficaces para mantener las características de la planta madre, especialmente en la variedad enana. Para los esquejes, se seleccionan segmentos de 15 a 20 cm, con al menos dos nudos, eliminando las hojas inferiores y manteniendo la humedad del sustrato hasta el enraizamiento, que ocurre en aproximadamente 30 a 60 días.
En el acodo del manacá da serra, elige ramas semi-leñosas y saludables, anillando la corteza y aplicando sustrato húmedo envuelto en plástico, manteniendo la región protegida hasta el enraizamiento, que generalmente ocurre en 6 a 8 semanas. La mejor época para la multiplicación es al final de la primavera o principios del verano, o cuando la planta esté en pleno crecimiento vegetativo. El tiempo promedio hasta la primera floración es de 2 a 3 años a partir de la semilla y aproximadamente de 1 a 2 años en plantas propagadas por esquejes, siendo menor en las variedades enanas.