El tambor (Schizolobium parahyba) es un árbol caducifolio de gran tamaño, que puede alcanzar fácilmente los 30 metros de altura. Se encuentra naturalmente en la selva ombrófila densa y estacional decidua, y es exclusivo de la Mata Atlántica. El nombre del género Schizolobium se deriva de las palabras griegas «schizo«, que significa dividido y «lobium«, que significa vaina, es decir, «con vainas divididas», haciendo referencia a la separación entre las capas interna y externa de los frutos del tipo legumbre cuando están maduros. El epíteto específico parahybae es un homenaje al río Paraíba, donde la especie fue avistada por primera vez por el botánico José Mariano Vellozo, en 1825.
Su tronco es rectilíneo, elegante y grueso, con una altura de cerca de 40 metros, con ramificaciones solo en la parte superior, pudiendo presentar sapopemas, es decir, raíces tabulares. La corteza es grisácea a verdosa, lisa, con lenticelas y cicatrices provocadas por la caída de las hojas. Su copa es alta y abierta, con poca sombra. Las hojas son alternas, grandes, de cerca de 1 metro de longitud, y caen con el tiempo. Son compuestas bipinnadas, con folíolos pequeños, elípticos y opuestos.Las inflorescencias son del tipo panícula, y surgen en primavera y comienzos del verano, en numerosos racimos densos, erectos, de flores amarillas y muy vistosas. Los frutos maduran en otoño y son grandes vainas bivalvas, de forma obovada y color pardo. Cada uno lleva solo una semilla grande, lisa, oblonga y rígida, envuelta por un ala papirácea que se dispersa por el viento.
El tambor es un árbol de crecimiento impresionante, considerado uno de los más rápidos del mundo, con la capacidad de alcanzar increíbles 6 metros en un año. Es apropiado para jardines extensos, así como parques, industrias y haciendas, modificando en pocos años el paisaje debido a su rápido crecimiento. Además del aspecto escultural de su tronco y copa, este bello árbol aún nos regala una floración espectacular.
Su madera es clara, ligera y blanda, adecuada para la fabricación de cajas, artesanías, construcción civil y la tradicional fabricación de canoas esculpidas. Con un rendimiento de 600 m3 de madera cada 10 años por hectárea, se estudia también su utilización como fuente de celulosa. Las semillas, grandes y duras, son ampliamente utilizadas en artesanías, como cuentas y botones. Es una especie pionera, es decir, crece bien en áreas degradadas y de poca fertilidad y sombreado. Por esta razón, el tambor es indicado para la recuperación inicial de áreas degradadas. Además, su floración es atractiva para las abejas.
Con su gran tamaño y rápido crecimiento, aliados a su madera frágil y desramado natural, el tambor no es recomendado para ambientes urbanos. Es un error plantar esta especie en aceras, estacionamientos o jardines centrales, donde no es raro que ocurran accidentes con caídas de ramas y roturas en tormentas. Por esta razón, su cultivo debe reservarse para grandes áreas, donde puede desarrollarse en todo su esplendor, sin causar problemas.
Debe ser cultivado bajo sol pleno, en suelo fértil, enriquecido con materia orgánica y regado regularmente en el primer año después de la plantación. Planta higrófita, prefiere lugares húmedos como las orillas de los ríos y es capaz de tolerar el encharcamiento. Se multiplica por semillas, siendo interesante la ruptura de la dormancia a través de la escarificación mecánica (el tegumento de la semilla debe ser desgastado en el lado opuesto al hilo), escarificación en ácido sulfúrico o inmersión en agua caliente. Las semillas permanecen viables por muchos años si se almacenan en lugar aireado y fresco.