La pata de tortuga (Adromischus cooperi), también conocida como adromicho, es una especie suculenta, perenne, compacta y de porte pequeño. Es una planta de aspecto curioso, que de lejos parece una piedra, pero de cerca encanta con su follaje que presenta manchas moradas y una forma peculiar. Crece en matas densas de rosetas y su altura raramente supera los 15 cm. Las hojas son suculentas, y recuerdan a una pata de tortuga en su forma, es decir, son triangulares, con el extremo más ancho y estrechas en la base, presentando bordes ondulados. Tienen un color verde grisáceo con manchas moradas, rojas o marrones. A primera vista, da la impresión de que las hojas han sido infladas con aire.
Las flores de esta especie tienen poco valor ornamental, son pequeñas, tubulares, de color rosa y crecen en un tallo vertical por encima del follaje durante la primavera. Una característica interesante de esta especie es que, a lo largo de los años, desarrolla uno (o más) troncos gruesos, pareciendo un árbol en miniatura, como ocurre en la rosa del desierto (Adenium obesum) y en el bálsamo (Sedum dendroideum) por ejemplo.
Muy apreciada por coleccionistas, la pata de tortuga es una especie rústica que suele cultivarse en macetas, bandejas y jardineras. Esta suculenta es una excelente opción para componer terrarios, jardines de rocas e incluso ser plantada en macetas con otras especies de suculentas. Su forma escultórica, con un follaje ornamental, aporta interés y contrastes con otras plantas del jardín. Los niños se interesan especialmente por esta especie debido a su aspecto lúdico. No es una planta exigente en cuanto a mantenimiento, por lo que solo hay que prestar atención a la poda de limpieza.
Debe cultivarse bajo semisombra o sol pleno, necesitando de luz solar intensa para que las manchas moradas se destaquen y, así, valorizar aún más la suculenta. Cultivarla en un lugar con luminosidad insuficiente provocará un rápido alargamiento de la planta, que pierde su aspecto denso y adquiere hojas pequeñas y pálidas. Es una especie de crecimiento lento y que sobrevive a la sequía, aunque esta provoca el marchitamiento de las hojas, que se arrugan, volviendo a su aspecto espeso cuando son regadas. Por lo tanto, el riego debe realizarse cuando el suelo esté seco, siendo un poco más intenso en verano y reducido en invierno. Evite en todo momento el encharcamiento del sustrato, que promueve un rápido pudrimiento del sistema radicular de la planta.
Prefiere el clima templado, con suelo drenable, arenoso y ligeramente enriquecido con materia orgánica. Tolerante al frío, soportando temperaturas de congelación (hasta -2°C). Los sustratos pueden ser compuestos por una parte de arena
y una parte de tierra vegetal, o adquirir aquellos listos y propios para suculentas. Es interesante realizar una fertilización rica en potasio y fósforo, de forma reducida, en primavera y otoño. Utilice fertilizantes específicos para cactus y suculentas, o use ⅓ de la dosis de fertilizante común de jardín (NPK). La propagación de esta suculenta se puede realizar por esquejes de hojas y ramas, semillas o división de matas. Al separar los segmentos (tallos y hojas) de la planta para esquejes, deje cicatrizar por 24 horas antes de plantar. Manipule la pata de tortuga con mucho cuidado, ya que sus hojas se sueltan con facilidad.