Salvia

Salvia officinalis

Raquel Patro

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Salvia officinalis

La Salvia (Salvia officinalis) es una planta subarbustiva perenne de la familia Lamiaceae (la misma del Romero, Menta y Albahaca), reconocida desde hace milenios por sus propiedades condimentarias, medicinales y ornamentales. Su uso se remonta a las civilizaciones egipcia, griega y romana, donde era considerada sagrada y símbolo de longevidad, siendo utilizada en rituales de purificación y como remedio para diversas enfermedades.

Nativa de la región mediterránea, particularmente de las costas de Dalmacia (actual Croacia) y norte de Italia, la salvia crece espontáneamente en laderas rocosas y soleadas, adaptada a suelos calcáreos y bien drenados. Fue diseminada por los romanos a través de Europa y posteriormente llevada por los colonizadores a las Américas y otras regiones de clima templado y subtropical alrededor del mundo. Hoy es cultivada comercialmente en varios países, destacándose Albania, Turquía, Grecia, Italia, Francia y España como principales productores.

En su hábitat natural, la salvia es una especie pionera que tolera condiciones de sequía, vientos fuertes y suelos pobres. Integra la vegetación mediterránea conocida como «garrigue», una comunidad arbustiva adaptada al clima mediterráneo, caracterizado por veranos calurosos y secos e inviernos suaves y húmedos. Esta adaptación ecológica explica su preferencia por suelos bien drenados y su intolerancia a la humedad excesiva. Por contener aceites esenciales con propiedades alelopáticas, la salvia inhibe el crecimiento de ciertas plantas a su alrededor, estableciendo su territorio en el ecosistema.

La salvia desarrolla un sistema radicular fibroso, con raíces finas y densas, moderadamente profundo. Con el tiempo, forma un rizoma corto y semi-leñoso que sirve como órgano de reserva, permitiendo a la planta rebrotar tras períodos desfavorables o podas intensas. Sus tallos son erectos, cuadrangulares (característica distintiva de la familia Lamiaceae), ramificados y recubiertos por tricomas cortos y glandulares que confieren textura aterciopelada al tacto.

Los tallos jóvenes presentan coloración verde-grisácea y consistencia herbácea, tornándose gradualmente leñosos en la base con el envejecimiento, adquiriendo tonalidad acastañada y textura más áspera. La planta adulta forma una mata semi-leñosa que puede alcanzar de 60 a 80 cm de altura, con diámetro similar cuando está bien desarrollada.

La Salvia presenta ramificaciones que parten de yemas axilares, formando una estructura compacta y redondeada. Los ramos son opuestos y decusados (cada par en ángulo recto con el par inferior), confiriendo a la planta aspecto ordenado y simétrico. La lignificación de las ramas comienza desde la base hacia el ápice, con renovación natural del follaje cada pocos años.

Salvia officinalis flores
Save Flores de la Salvia

Sus hojas son simples, opuestas, elípticas a oblongas, midiendo de 4 a 8 cm de longitud por 1 a 2,5 cm de ancho. Son sésiles (sin pecíolo) en el ápice de las ramas y pecioladas en la parte inferior de la planta. Presentan margen finamente crenulado, ápice agudo o obtuso y base atenuada. La textura es coriácea, con superficie rugosa debido a la red de nervaduras impresas en la cara adaxial (superior) y prominentes en la cara abaxial (inferior). Ambas caras están cubiertas por tricomas, más densos en la cara inferior, otorgando una coloración verde-grisácea característica.

Las hojas tienen dos tipos de tricomas (pelos): tectores (no glandulares), que forman un indumento tomentoso responsable del aspecto blanquecino de la hoja, y tricomas glandulares que secretan los aceites esenciales. Estos últimos son responsables del aroma pungente e intenso de las hojas, perceptible incluso sin aplastarlas, caracterizado por notas alcanforadas y ligeramente cítricas.

La floración de la Salvia ocurre principalmente a finales de la primavera y durante el verano, aunque en regiones de clima más suave puede florecer en otros períodos. En su ambiente nativo del Mediterráneo, la floración se concentra entre mayo y julio, siendo desencadenada por el aumento del fotoperíodo y de la temperatura.

La Salvia también puede ser cultivada en macetas.
Save La Salvia también puede ser cultivada en macetas.

Ella produce inflorescencias terminales del tipo racemo verticilastrado, es decir, un eje central donde se insertan verticilos (grupos circulares) de flores, generalmente en arreglos de tres flores por nudo. Cada inflorescencia mide de 15 a 30 cm de longitud, pudiendo presentar de 4 a 10 verticilos florales distanciados entre sí. Se trata de una planta monoica, con flores hermafroditas que presentan tanto órganos masculinos como femeninos.

Las flores son zigomorfas (con simetría bilateral), labiadas y pediceladas, protegidas por brácteas caducas. El cáliz es persistente, gamosépalo, con cinco sépalas fusionadas formando un tubo con tres lóbulos en el ápice, de coloración verde a púrpura. La corola es gamopétala, bilabiada, midiendo de 2 a 3 cm de longitud, con el labio superior cóncavo en forma de capucha y el inferior trilobado. El color de las flores varía según el cultivar, pudiendo ser azul-violáceo en la especie típica, pero también blanco, rosa o azul en diferentes variedades.

El androceo está compuesto por dos estambres fértiles (característica del género Salvia) con filamentos cortos y anteras monotecas. El mecanismo de polinización de la salvia es notable por su especialización: los estambres están dispuestos de manera que, cuando un polinizador (generalmente una abeja) entra en la flor en busca de néctar, activa una estructura en palanca que hace que las anteras toquen la espalda del visitante, depositando polen. Al visitar otra flor, este polen entra en contacto con el estigma, promoviendo la polinización cruzada. Esta estrategia evolutiva, conocida como «mecanismo de palanca», es una adaptación exclusiva del género Salvia.

La polinización es principalmente entomófila, realizada por abejas melíferas (Apis mellifera), mamangavas (Bombus spp.) y otras abejas solitarias, atraídas por el néctar abundante y aromático. En menor escala, algunas especies de mariposas y polillas también contribuyen a la polinización. Las flores producen una cantidad significativa de néctar, haciendo de la salvia una importante planta melífera en las regiones mediterráneas.

Tras la fecundación, se desarrollan los frutos del tipo esquizocarpo, que en la madurez se separan en cuatro pequeñas núculas (también llamadas clusas o mericarpos), cada una conteniendo una única semilla. Estos frutos-semillas son ovoides, midiendo cerca de 2 a 3 mm de longitud, con superficie lisa y coloración castaño-oscura a negra cuando maduros. Las núculas presentan mucílago que, en contacto con la humedad, forma un gel que ayuda en la adherencia al suelo, favoreciendo la germinación. La dispersión es principalmente barocórica (por gravedad) y, en menor grado, mirmecócora (por hormigas).

La producción de semillas es abundante, con alto poder germinativo cuando frescas, pero que decrece rápidamente con el almacenamiento. En condiciones naturales, la viabilidad de las semillas raramente supera los dos años.

La especie Salvia officinalis posee numerosas variedades y cultivares, seleccionadas a lo largo de los siglos para diferentes propósitos, ya sea culinario, medicinal o ornamental. Entre las más notables se destacan:

  • Salvia officinalis ‘Purpurascens’ – Presenta follaje púrpura cuando joven, tornándose verde-grisáceo con matices púrpuras en la madurez.
    Muy apreciada para uso ornamental y culinario.
  • Salvia officinalis ‘Tricolor’ – Exhibe hojas variegadas en tonos de blanco, rosa y verde, proporcionando un efecto decorativo notable en jardines. Su sabor es similar al de la especie típica.
  • Salvia officinalis ‘Icterina’ – Conocida como salvia dorada, tiene hojas variegadas en verde y amarillo dorado, siendo muy valorada como planta ornamental.
  • Salvia officinalis ‘Berggarten’ – Desarrolla hojas anchas, ovales y muy aromáticas, con baja tendencia a la floración, lo que la hace ideal para uso culinario continuado.
  • Salvia officinalis ‘Maxima’ – Cultivar de gran porte, puede alcanzar hasta 1 metro de altura, con hojas más grandes y más anchas que la especie típica.
  • Salvia officinalis ‘Compacta’ – Variedad enana que no supera los 30 cm de altura, ideal para cultivo en macetas y jardines pequeños.
  • Salvia officinalis ‘Crispa’ – Caracterizada por hojas arrugadas y crespos, con bordes ondulados y aroma intenso, muy apreciada tanto en la cocina como en el paisajismo.
  • Salvia officinalis ‘Albiflora’ o ‘Alba’– Se distingue por producir flores blancas, en contraste con el azul violáceo típico de la especie.
  • Salvia lavandulifolia – Conocida como salvia española, tiene hojas más estrechas y aroma reminiscente de lavanda, siendo considerada por algunos taxónomos una subespecie de S. officinalis.
Salvia officinalis
Save Salvia officinalis ‘Purpurascens’

La salvia lleva consigo un rico patrimonio histórico y cultural. Los antiguos romanos la consideraban sagrada, realizando ceremonias elaboradas para su cosecha, que involucraban el uso de un cuchillo que no fuera de hierro y vestimentas blancas. El nombre Salvia deriva del latín «salvare», que significa «salvar» o «curar», reflejando la creencia en sus poderes curativos, sintetizada en el adagio medieval «Cur moriatur homo cui salvia crescit in horto?» (¿Por qué debería morir el hombre en cuyo jardín crece la salvia?).

Ya el epíteto específico «officinalis» indica su uso consolidado en las antiguas oficinas farmacéuticas y boticas, designando plantas de uso medicinal reconocido. Los romanos la llamaban «herba sacra» (hierba sagrada) y su prestigio perduró en la Edad Media, cuando era cultivada en monasterios y figuraba en el primer libro impreso sobre plantas medicinales, el «Herbarius Moguntinus«, de 1484.

En la Antigua Grecia, estaba dedicada a Zeus y considerada promotora de la longevidad. Los chinos valoraban tanto la salvia que llegaron a intercambiar tres cajas de té por una de salvia con comerciantes holandeses en el siglo XVII. Los nativos americanos adoptaron la planta tras el contacto con europeos, incorporándola en rituales de purificación, práctica que persiste hasta hoy en la ceremonia de «smudging» (defumación).

La salvia es muy utilizada para la confección de inciensos naturales para defumación.
Save La salvia es muy utilizada para la confección de inciensos naturales para defumación.

En la Edad Media, formaba parte del grupo de las «Quatro Ervas do Vinagre dos Ladrões«, mezcla supuestamente utilizada por saqueadores de tumbas durante epidemias de peste para evitar el contagio. La tradición inglesa recomendaba plantar romero y salvia juntos para la prosperidad doméstica, pero advertía que la salvia crece bien solo donde «la mujer domina el hogar».

De sabor amargo y pungente, la salvia es una hierba condimentaria del tipo «ámala o ódiala». Aun así, incluso si la primera vez no has apreciado mucho su aroma y sabor, intenta nuevamente. Resulta que la variedad de aromas es grande, y seguramente alguna nuance te agradará. Si no te gusta, simplemente arranca las plantas y planta una nueva variedad. Aunque tarde para que encuentres tu salvia favorita, aún puede ser muy útil, por sus indiscutibles cualidades como medicinal.

Un té de salvia tiene la reputación de ser una panacea para todos los males y, aunque gran parte de la reputación atribuida a la salvia es verdadera, no tiene tantos poderes así. Pero vale la pena intentarlo, al menos una taza de té caliente siempre es reconfortante.

Infusión con Salvia
Save Infusión de Salvia

En la cocina, es comúnmente utilizada para sazonar platos de carnes de res, caza, pollo, pavo, cochinillo y cordero, en guisados o asados, otorgando un sabor intenso. También se utiliza para aromatizar quesos, ensaladas, pastas, papas, sopas, licores, vinagres, aceites, embutidos y una infinidad de preparaciones. Pruebe una salsa para pasta con mantequilla, ajo y salvia. Añada piñones para un efecto aún más gourmet. Es una de las pocas hierbas cuyo sabor se intensifica cuando se seca, a diferencia de la mayoría que pierde aroma tras la deshidratación.

En el paisajismo, la salvia se destaca por su versatilidad estética y funcional. Tradicionalmente empleada en jardines de estilo mediterráneo, renacentista y cottage, se armoniza perfectamente con lavanda, romero, tomillo y otras aromáticas mediterráneas, así como con flores campestres, como margaritas. Por su porte subarbustivo y follaje perenne, es excelente para componer borduras medias, delimitar parterres y crear macizos aromáticos.

Canteiro misto com sálvia, calêndula e boca-de-leão.
Save Canteiro misto com salvia, caléndula y boca-de-león.

En jardines contemporáneos, las cultivares de follaje coloreado como ‘Purpurascens’ y ‘Tricolor’ proporcionan contrastes interesantes cuando se combinan con gramíneas ornamentales o flores de colores complementarios. La textura plateada de las hojas crea un contraste interesante que realza otras plantas e ilumina rincones sombreados del jardín.

La salvia es componente indispensable en jardines sensoriales, donde estimula simultáneamente el olfato, el tacto y la vista. En jardines de hierbas culinarias, merece una posición privilegiada cerca de la cocina para facilitar su uso diario. Plantada a lo largo de caminos y entradas, libera su aroma agradable cuando sus hojas son accidentalmente tocadas por los transeúntes.

Para composiciones en macetas, las variedades compactas o enanas son más adecuadas, pudiendo ser combinadas con otras hierbas de necesidades culturales similares, como orégano y tomillo. En terrazas y techos verdes, su tolerancia a la sequía la convierte en una elección sostenible y de bajo mantenimiento.

La salvia prospera bajo sol pleno, requiriendo un mínimo de seis horas diarias de luz solar directa para un desarrollo adecuado y producción optimizada de aceites esenciales. En regiones de clima muy caliente, tolera la media sombra en las horas más intensas del día, pero el exceso de sombra resulta en crecimiento estiolado y reducción del aroma.

Salvia officinalis 'Tricolor'
Save Salvia officinalis ‘Tricolor’

Adaptada al clima mediterráneo, prefiere regiones con veranos calurosos y secos e inviernos suaves. Tolera altas temperaturas, resistiendo bien a períodos prolongados por encima de 30°C cuando está bien irrigada. En cuanto al frío, soporta temperaturas negativas de hasta -10°C en condiciones secas, pero su resistencia disminuye considerablemente en ambientes húmedos y fríos simultáneamente.

En relación al suelo, la salvia exige excelente drenaje, desarrollándose idealmente en suelos ligeros, arenosos o medios, con pH neutro a ligeramente alcalino (6,5 a 7,5). Es particularmente sensible al encharcamiento, que rápidamente causa pudrición radicular y muerte de la planta. Tolera suelos pedregosos y relativamente pobres, siempre que sean drenantes, pero no se adapta a suelos arcillosos compactados.

Para el cultivo en macetas, el sustrato ideal consiste en 60% de tierra vegetal, 20% de arena gruesa o perlita y 20% de compuesto orgánico bien descompuesto. Preste atención al pequeño secreto: La adición de caliza dolomítica beneficia el desarrollo, especialmente en regiones de suelos naturalmente ácidos. Se recomiendan macetas con al menos 30 cm de profundidad para acomodar adecuadamente el sistema radicular.

La plantación de la salvia puede realizarse prácticamente durante todo el año en regiones de clima suave, evitándose solo períodos de calor extremo o heladas intensas. La primavera es considerada la época ideal, permitiendo un establecimiento adecuado antes del verano. El espaciamiento recomendado es de 40 a 60 cm entre plantas, dependiendo de la variedad, para asegurar buena circulación de aire y prevenir enfermedades fúngicas.

Salvia officinalis
Save Salvia officinalis ‘Berggarten’

Las regas deben ser moderadas y espaciadas después del establecimiento. Durante los primeros 30 días después de la plantación, mantenga el suelo ligeramente húmedo. Posteriormente, un régimen de riego semanal durante la temporada de crecimiento es suficiente, permitiendo que el suelo se seque entre riegos. En invierno, riegue solo cuando el suelo esté completamente seco. Siempre aplique el agua en la base de la planta, evitando mojar el follaje.

La fertilización debe ser moderada, ya que el exceso de nutrientes, especialmente nitrógeno, reduce la concentración de aceites esenciales y compromete el sabor. Aplique compostaje orgánico bien descompuesto o humus de lombriz en una proporción de 2 kg/m² en primavera. Adicionalmente, se puede añadir fertilizante NPK de liberación lenta en la formulación 10-10-10 cada seis meses (20g/m²). En macetas, utilice fertilizante líquido orgánico diluido cada dos meses durante la primavera y el verano.

Las podas regulares estimulan la nueva brotación y mantienen la forma compacta de la planta. La primera poda debe realizarse cuando la plántula alcance 15 cm de altura, cortando el ápice para estimular la ramificación. Las podas de formación se realizan eliminando hasta un tercio de la planta al inicio de la primavera. Las podas de mantenimiento consisten en la eliminación de tallos florales después de la floración y ramas secas o dañadas. Cada tres años, se recomienda una poda drástica de rejuvenecimiento al final del invierno, cortando la planta a 10 cm del suelo.

La cosecha puede realizarse a lo largo de todo el año, pero lo ideal es concentrarla antes de la floración, cuando el contenido de aceites esenciales alcanza su máximo. Recolecte preferiblemente por la mañana, después de la evaporación del rocío y antes de que el calor reduzca la concentración de aceites volátiles. Nunca retire más de un tercio de la planta en cada cosecha para asegurar una recuperación adecuada.

Canteiro misto de Salvia officnalis 'Icterina' y Salvia nemorosa
Save Canteiro misto de Salvia officnalis ‘Icterina’ y Salvia farinacea

En cuanto a las heladas, muestra buena tolerancia en condiciones de suelo seco. Temperaturas de hasta -10°C son soportadas por plantas maduras, aunque puede ocurrir algún daño en las extremidades de los ramos, fácilmente recuperable en la siguiente primavera. En regiones de inviernos rigurosos, se recomienda protección con cobertura muerta alrededor de la base de la planta.

La resistencia al viento es considerable, particularmente en variedades más compactas. La estructura semi-leñosa de los tallos proporciona suficiente flexibilidad para doblar sin romperse durante las ventiscas. La salvia también tolera bien la maritimidad, siendo frecuentemente utilizada en jardines costeros, donde sus hojas plateadas contrastan armoniosamente con el paisaje marino.

A pesar de su rusticidad, la salvia puede ser afectada por algunas plagas y enfermedades, especialmente cuando se cultiva en condiciones inadecuadas. La alta concentración de aceites esenciales y compuestos amargos hace que la salvia sea naturalmente repelente a muchos herbívoros, incluyendo conejos y ciervos. Algunos insectos especializados, como ciertas especies de lepidópteros, pueden alimentarse de las hojas, pero raramente causan daños significativos.

El oídio, causado por Erysiphe cichoracearum, se manifiesta como un polvo blanco en las hojas en ambientes húmedos y de temperatura moderada. Se previene con buena ventilación, evitando mojar el follaje y aplicando una solución de bicarbonato (10g/l) cada quince días. La podredumbre radicular, provocada por Phytophthora y Pythium, aparece con el exceso de agua, resultando en marchitamiento, oscurecimiento del cuello y raíces necrosadas. La prevención consiste en buena drenaje y riego moderado. Los pulgones y cochinillas pueden atacar brotes y hojas, siendo controlados con aceite de neem o jabón neutro. En casos severos, se utilizan insecticidas apropiados. Las cigarrillas pueden causar amarillamiento y hojas deformadas, y se controlan con trampas y manejo ecológico.

Medaglioni con mantequilla de salvia
Save Medaglioni con mantequilla de salvia

La salvia puede ser propagada por semillas, esquejes o división de matas, siendo los esquejes el método más utilizado para preservar características específicas de los cultivares. La propagación por semillas es adecuada solo para la especie típica, no para cultivares que raramente se reproducen fielmente por este método. Siembre en bandejas poco profundas conteniendo sustrato ligero y manteniendo humedad constante. La germinación ocurre en 7 a 14 días a una temperatura de 20-22°C. Las plántulas deben ser trasplantadas cuando desarrollen 4 a 6 hojas verdaderas, generalmente 4 a 6 semanas después de la siembra.

Para los esquejes, seleccione ramas semi-leñosas de 8 a 10 cm de longitud, preferentemente en primavera o a principios de otoño. Remueva las hojas de la mitad inferior y trate la base con hormona de enraizamiento (opcional, pero recomendado para aumentar la tasa de éxito). Plante en sustrato arenoso mantenido ligeramente húmedo. El enraizamiento ocurre en 3 a 4 semanas, cuando nuevas hojas comienzan a desarrollarse.

La división de matas se realiza a principios de primavera o otoño, separando porciones de la planta madre con raíces adheridas. Este método es menos común, siendo útil principalmente para renovar plantas viejas.

El tiempo medio hasta la primera cosecha varía según el método de propagación. Las plantas originadas de semillas pueden ser cosechadas parcialmente después de 4 a 6 meses, mientras que aquellas provenientes de esquejes proporcionan pequeñas cosechas ya a los 2 a 3 meses después del enraizamiento. La planta alcanza producción plena en el segundo año después de la plantación, manteniéndose productiva por 3 a 5 años, cuando generalmente requiere renovación debido a la lignificación excesiva, ramaje deshojado y pérdida de vigor.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.