El Senecio Hiedra (Senecio macroglossus) es una enredadera perenne y muy ramificada, originaria del sur del continente africano, desde Zimbabue hasta Mozambique y Sudáfrica, específicamente de la región del Cabo. Esta planta tiene un gran valor ornamental, tanto por su belleza como por su facilidad de cultivo. El senecio hiedra se asemeja a la hiedra inglesa (Hedera helix), pero no son plantas emparentadas, siendo el senecio hiedra parte de la familia Asteraceae, mientras que la hiedra inglesa pertenece a la familia Araliaceae.
Las hojas del senecio hiedra son distintivas, con cinco puntas, forma triangular, textura coriácea a suculenta, superficie glabra y cerosa, y un brillo notable. La coloración verde oscura de las hojas y el aroma suave a limón, que se libera cuando son aplastadas, son características que enriquecen la experiencia sensorial en jardines. Además, las cultivares variegadas con bordes o centros de las hojas en tonalidades de blanco a crema ofrecen un contraste visual fascinante, ampliando las posibilidades de uso ornamental.
El tallo herbáceo y voluble del senecio hiedra, con su ramaje largo y fino que puede variar de verde a púrpura, contribuye a la estética única de la planta, convirtiéndola en una opción popular para cubrir muros, enrejados o como planta colgante en jardines verticales y macetas. Este aspecto hace que el senecio hiedra sea una opción excelente para proyectos de paisajismo que buscan añadir textura y profundidad visual.
Durante el verano, el senecio hiedra florece, produciendo inflorescencias del tipo capítulo, con flores amarillas que recuerdan a las margaritas. Aunque estas flores no son abundantes, añaden un toque sutil de color y tienen su encanto. Es importante señalar que, a pesar de su belleza, la floración del senecio hiedra tiene importancia ornamental secundaria, lo que significa que el principal valor estético de la planta reside en su follaje exuberante.
El senecio hiedra se cultiva frecuentemente en macetas o jardineras. Su crecimiento es contenido por el cultivo en macetas, lo que lo hace ideal para espacios pequeños. De esta manera, la planta es una excelente opción decorativa para terrazas, balcones y balcones, formando cortinas naturales cuando se plantan en líneas. Estas pueden tanto descender desde arriba, funcionando como colgantes, como subir sobre enrejados y otras estructuras delicadas, como pantallas y cables de acero, creando brisès vegetales.
Otra aplicación interesante es en jardines verticales, donde sus hojas variegadas aportan luz y su capacidad de «serpentear» ofrece movimiento y textura. La planta presenta un efecto similar al de la jibóia (Epipremnum pinnatum), otra especie que también se utiliza en jardines verticales.
El senecio hiedra no es exigente en cuanto a mantenimiento, pero requiere atención en cuanto a la poda de limpieza y al trasplante cada 1 o 2 años para retomar el vigor. El cultivo debe realizarse bajo media sombra, ya que la luz solar directa en las horas más calurosas puede quemar el follaje. Esta especie de crecimiento lento prefiere clima húmedo y cálido, pero puede adaptarse a climas subtropicales y templados si se cultiva en ambientes protegidos y soleados, como invernaderos.
El suelo ideal para el senecio hiedra debe ser drenable, fértil, enriquecido con materia orgánica y capaz de retener un poco de humedad. Los riegos deben ser moderados, más frecuentes en verano y reducidos en invierno, siempre considerando el nivel de humedad del sustrato. Es crucial evitar tanto el secado prolongado del suelo, que perjudica el desarrollo de la planta, como el encharcamiento, que puede llevar a su pudrición. La fertilización se recomienda cada dos semanas en primavera y verano, utilizando fertilizantes equilibrados (NPK 10.10.10).
Para la propagación del senecio hiedra, la técnica de esquejes de los tallos es simple y efectiva. Los tallos deben ponerse a enraizar en primavera. Esta técnica permite multiplicar la planta con facilidad, asegurando la preservación de las características ornamentales de la planta madre.