El poleo (Mentha pulegium) es una planta herbácea, rizomatosa, aromática y medicinal, relacionada con la menta (Mentha spicata) y originaria de la región mediterránea y del Medio Oriente. De crecimiento cespitoso, presenta tallos cuadrangulares, erectos y ramificados, que alcanzan los 40 cm de altura. Sus hojas son pequeñas, opuestas, delicadas, lanceoladas, peludas, con márgenes dentados y de color verde. Florece en verano y otoño, exhibiendo inflorescencias globosas y densas, que parecen pequeños «pompones», con flores bilabiadas, de color rosa o morado, con estambres largos.
El poleo ha sido cultivado desde la antigüedad por sus cualidades aromáticas y medicinales. Era costumbre quemar la hierba para repeler las pulgas y otros insectos de las viviendas, de ahí el nombre pulegium, del latín, que deriva de pulex, una referencia a las «pulgas». Además de servir como repelente, el poleo también se utiliza para purificar el agua, perfumar el ambiente y condimentar bebidas y alimentos, como tés, licores, vinos, ensaladas, guisos, asados, pudines, etc. Sus hojas contienen una alta concentración de aceites esenciales aromáticos, con muchas propiedades. Los griegos y romanos ya consumían la hierba en forma de tés e infusiones con fines medicinales. Consulte el cuadro a continuación para conocer los usos medicinales del poleo.
En el jardín, el poleo puede formar parte de la huerta doméstica, o más recientemente, de jardines gourmet y de hierbas medicinales. Se adapta bien a macetas y jardineras, y se adapta bien a espacios pequeños debido a su crecimiento rastrero. Su aspecto redondeado y denso, así como su floración, lo hacen interesante como cobertura vegetal, mezclándose de manera armoniosa en un jardín ornamental. También funciona bien como planta palustre, en áreas cercanas a cursos de agua, suavizando las orillas artificiales y las rocas.
El poleo debe cultivarse a pleno sol o a media sombra, en suelos fértiles, enriquecidos con materia orgánica y regados regularmente. Prefiere ambientes húmedos, como las orillas de ríos o lagos, donde se desarrolla mejor. Sin embargo, también puede crecer en lugares más secos, manteniendo un tamaño más bajo y siendo capaz de tolerar cortos períodos de sequía. Prefiere un clima templado en lugar de calor. En regiones más cálidas, es recomendable plantarlo a media sombra. Se multiplica mediante esquejes de los tallos o por semillas.