La palmera metálica (Chamaedorea metallica) es una palmera subarbustiva, dioica, perenne, ornamental, de pequeño tamaño y con follaje brillante y metálico, muy característico. Originaria de los sotobosques y bosques densos de México, raramente alcanza su altura de 2,40 m cuando se cultiva domésticamente. Presenta un estípite (tallo) único y erecto, de crecimiento lento. Sus hojas son de color verde azulado, con un interesante brillo metálico. Son enteras con extremidad bífida (recortada en forma de V en el ápice), anchas, ovaladas, coriáceas y con nervadura bien visible.
El follaje es sostenido por pecíolos de unos 15 cm de longitud y se concentran en la parte superior del estípite, formando la corona y dando un aspecto más voluminoso a la planta. Las inflorescencias son largas y delgadas, del tipo espiga, y surgen en invierno, con flores diminutas femeninas o masculinas, de color naranja-rojizo. A pesar de ser de importancia ornamental secundaria, la inflorescencia causa un contraste interesante con el follaje. Los frutos aparecen en primavera, son del tipo baya, de tamaño pequeño y color rojo.
Esta es la palmera ideal para ambientes internos, debido a su pequeño tamaño y capacidad de adaptación a poca luz. Es una especie con encanto que agregará no solo tropicalidad, sino también un toque de sofisticación con su follaje metálico y recortado. Cuando se cultiva en macetas, estas deben ser anchas para acomodar sus raíces, y además deben ser elegantes para colocar en su rincón favorito del salón.
Además de su uso en la decoración de residencias, la palmera metálica es adecuada para entradas de condominios, oficinas y ambientes corporativos. También puede ser aplicada en parterres sombreados, sotobosques y jardines tropicales de media sombra, incluso como bordura a lo largo de muros, siempre que estén protegidas del sol pleno. La palmera metálica es una especie de fácil cultivo y mantenimiento sencillo. Eventualmente puede podar las hojas muertas y amarillentas, y nutrir su palmera con la fertilización adecuada para palmeras. Curiosamente, esta palmera permite la reducción de su altura, a través de la técnica de acodo. Es decir, a través de la producción de nuevas raíces en el tronco de la planta, es posible cortarla para que quede de un tamaño menor.
Debe cultivarse bajo media sombra o luz filtrada y aprecia suelos fértiles y drenables. El cultivo bajo sol pleno puede quemar su hermoso follaje, apagar su característico brillo metálico e incluso llevar a la muerte de la planta. Cuando se conduce en macetas y jardineras es importante colocar en el fondo una buena capa de drenaje, combinada con arena y, por último, el sustrato rico en materia orgánica. La palmera metálica aprecia el clima cálido y húmedo. No soporta temperaturas por debajo de 10ºC, siendo ideal conducirla en temperaturas por encima de 18ºC. En este sentido, pueden entrar en un período de dormancia en el frío intenso. En clima frío, conviene llevarla a ambientes internos o invernaderos durante el invierno.
Riegue la planta cuando el sustrato esté ligeramente seco, jamás permita que se encharque. Fertilice en primavera-verano, preferentemente con fertilizantes solubles o de liberación lenta en formulaciones NPK, propias para follaje o palmeras, siempre respetando las recomendaciones del fabricante. Es aconsejable regar bien el sustrato antes de aplicar los fertilizantes, tanto para facilitar la absorción de los nutrientes, como para evitar la quemadura en las raíces. Como esta es una especie dioica, para propagar la palmera metálica es necesario plantas de sexo diferente para que ocurra la fecundación. Después, recoja los frutos maduros de la planta femenina, despúlpelos y realice la siembra a continuación, en sustrato mantenido húmedo.
