La Palmera de Abanico (Licuala peltata) es una palmera monoica y ornamental, de estípite único y corto, con un crecimiento bastante lento. Se caracteriza por tener hasta 15 hojas enormes, plisadas, brillantes, que pueden ser palmadas, en la forma «peltata«, y enteras y redondas en la «sumawongii«. Cada hoja está sostenida por un pecíolo fuerte, con bordes espinosos, y a medida que las hojas caen, parte de los pecíolos antiguos permanece en el tallo, recubriéndolo y dándole un aspecto fibroso.
Las inflorescencias emergen entre el follaje y son del tipo espiga, arqueadas, subdividiéndose desde una raquis central en muchas espiguetas. Cada espigueta lleva numerosas flores esverdeadas y hermafroditas, que son muy atractivas para las abejas por ser perfumadas y ricas en néctar. Los frutos que siguen son drupas globulares, de color naranja al madurar, y cada uno lleva una única semilla.
Esta palmera de abanico es ideal para cultivar en ambientes internos, en macetas amplias y perfectamente drenables. Sin embargo, necesita humedad suplementaria en ambientes secos, y se verá fea, con las puntas quemadas, en lugares con aire acondicionado permanentemente encendido. También prescinde de grandes espacios, tanto para su desarrollo como para mantener una proporción adecuada con el entorno.
La Palmera de Abanico es ideal para grandes salas, vestíbulos, jardines de invierno, patios, invernaderos y halls de entrada, como en centros comerciales, grandes oficinas y residencias. En el jardín, se adapta muy bien en lugares sombreados por árboles de mayor tamaño, donde puede ser un cubrimiento interesante, añadiendo una belleza tropical y escultural dondequiera que se utilice, ya sea sola o en pequeños grupos. Sus hojas exuberantes crean invariablemente un punto focal en el jardín.
Debe ser cultivada bajo luz filtrada o media sombra, en sustrato preferentemente arenoso, enriquecido con materia orgánica, drenable e irrigado regularmente. La Licuala peltata aprecia el calor y la humedad tropicales, pero es una de las pocas palmeras de abanico que tolera temperaturas más bajas de hasta -2 °C. Teme a los vientos fuertes, que resecan y rasgan las hojas.
Se multiplica por semillas, obtenidas de frutos maduros y prontamente despolpados, puestas a germinar tras un día de remojo en agua tibia, en sustrato arenoso y mantenido cálido y húmedo. La germinación ocurre entre 3 semanas y 4 meses. Sin embargo, es desigual y presenta bajas tasas de germinación.