Palma de Madagascar

Pachypodium lamerei

Raquel Patro

Actualizado el

A pesar del nombre, la palma de Madagascar (Pachypodium lamerei) no es una palmera. Es una planta semi-suculenta, florífera y ornamental, de porte arbustivo a arbóreo, de la misma familia que las rosas del desierto y el jazmín-manga. El nombre del género, ‘Pachypodium‘, proviene de la unión de las palabras griegas ‘pachy‘, que significa ‘grueso’, y ‘podium‘, que significa ‘pie’, aludiendo al tronco engrosado de las plantas de este género. Como su propio nombre popular indica, es una planta nativa de la Isla de Madagascar, en la costa de África.

Foto de Alejandro Linares Garcia

La palma de Madagascar generalmente tiene un único tronco, engrosado desde la base, típico del género, el paquicaule. Esta es una adaptación para sobrevivir durante períodos de sequía, almacenando agua en su interior. La corteza es de color gris plateado, brillante y cubierta de espinas puntiagudas agrupadas en tubérculos. En la naturaleza y cuando se cultiva en condiciones favorables, alcanza alturas de 2,5 a 6 metros o más. Generalmente su tronco crece de forma columnar hasta la primera floración, que ocurre cuando alcanza entre 1,5 y 1,8 metros de altura y tiene aproximadamente 10 años, momento en el que puede ramificarse. También existen diferentes variedades de la especie, como ‘ramosum’, ‘compactum’, ‘cristata’, ‘crested’ y ‘monstruosum’.

Sus hojas son simples, de color verde oscuro, brillantes, pecioladas, lanceoladas y con la cara abaxial tomentosa. Tienen aproximadamente 30 cm de longitud y están dispuestas de forma espiral en la parte superior de la planta, a semejanza de una palmera. En primavera y comienzos del verano, las plantas maduras que crecen bajo pleno sol florecen. Las inflorescencias son terminales, con pedúnculos fuertes y ramificados, y flores muy llamativas, pentámeras, blancas con el centro amarillo y muy perfumadas. Si es polinizada produce frutos similares a bananas, dehiscentes, con numerosas semillas aladas.

De efecto escultural y exótico, la palma de Madagascar se convierte fácilmente en una planta destacada en el paisajismo. Con ella se pueden explorar diferentes estilos, desde tropicales y desérticos hasta contemporáneos. Recuerde valorar el tronco de la planta, cultivándola con buen espaciamiento y cubriendo el suelo con piedrecillas o otra cobertura muerta. En jardines con tendencia a la acumulación de humedad, el lugar elegido para la plantación de la especie debe ser elevado, aprovechando el relieve natural del terreno o creando elevaciones artificialmente si es necesario. Plante la palma de Madagascar aislada, en grupos espaciados o mezclada con otras especies, como agaves, crotones, cactus y suculentas.

Foto de Bach01

Lamentablemente, el cultivo directamente en el jardín está restringido a las regiones tropicales y semiáridas. En regiones frías, como en el sur del país, la planta puede ser cultivada en macetas, de la misma manera que otros cactus y suculentas, o incluso como parte de su colección de rosas del desierto. Lo importante aquí es proteger la planta durante el frío, llevándola a invernaderos o ambientes internos en este período, y posicionándola de manera que reciba luz solar directa a través de una ventana o claraboya.

Debe ser cultivada bajo sol pleno o media sombra, en suelo arenoso o sustrato propio para cactus y suculentas. El riego debe ser escaso, regando las plantas en macetas solo cuando el sustrato se presente completamente seco. Si se planta en macetas, es importante que estas tengan buenos agujeros de drenaje. La palma de Madagascar es muy sensible al encharcamiento, lo que lleva al rápido pudrimiento de la planta, así que tenga cuidado de no regar en exceso. Trasplante anualmente para cambiar el sustrato compactado. No tolera el frío invernal intenso (menos de 12ºC) ni las heladas. Por lo tanto, en lugares de clima templado o subtropical debe llevarse a interiores bien iluminados durante el invierno. En invierno, muchas plantas pierden las hojas y entran en dormancia, para retomar el crecimiento en primavera. Es una especie bastante resistente a plagas y enfermedades, sin embargo, las plantas cultivadas en interiores por largos períodos terminan siendo susceptibles a los pulgones. Se multiplica por semillas o estacas de ramas jóvenes que surgen en la parte superior de la planta y se ponen a enraizar en primavera.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.