Orquídea cara de mono es el nombre popular dado a las orquídeas del género Dracula, que llaman la atención porque sus flores se asemejan al rostro de un mono. El nombre Dracula es una referencia al mítico Conde Drácula, el maestro de los vampiros. Este nombre fue utilizado debido al color rojo de muchas de las especies y por los largos prolongamientos en las puntas de las sépalas, como largos colmillos de vampiro. Este género comprende cerca de 122 especies, la gran mayoría de ellas endémicas del lado oeste de la cordillera de los Andes, en áreas de Colombia y Ecuador. Son orquídeas epífitas, que aprecian alta humedad ambiental y crecen en altitudes entre 900 y 2000 metros.
Presenta crecimiento cespitoso, formando un pequeño montón. Su rizoma es corto, trepador y a diferencia de muchas especies de orquídeas que conocemos, no forma pseudobulbos, pero cada brote tiene una hoja única, de textura fina y nervadura central bien marcada. Florece en cualquier época del año, en inflorescencias con tallos largos, generalmente pendientes o horizontales y raramente erectos. Generalmente, brotan de uno a cinco botones por inflorescencia, sin embargo, la floración suele ser secuencial, con una flor abriéndose a la vez y un largo intervalo entre ellas.
Las flores son triangulares, con la clara apariencia del rostro de un primate. Suelen ser de color rojo, naranja o marrón y poseen largos y característicos prolongamientos en las sépalas. Se dice que tiene aroma de naranja madura. Aunque para nosotros las flores de esta singular orquídea se asemejan a la cara de un mono, el objetivo principal en este género es parecerse, en aspecto y aroma, a hongos, atrayendo así a su principal polinizador, un tipo específico de moscas, que busca hongos para poner sus huevos.
Como sus flores son generalmente pendientes, resulta interesante cultivarla en cestas, de aquellas construidas con tablillas de madera propias para colgar, en un lugar donde puedan ser admiradas desde abajo o a la altura de los ojos. No debe plantarse en macetas de cerámica o plástico, pues tiende a despuntar las inflorescencias por los agujeros de drenaje y si no hay forma de florecer por la parte inferior de la maceta, frecuentemente aborta la floración. Son orquídeas raras, exigentes y delicadas, ideales para coleccionistas y orquidiófilos experimentados que puedan ofrecer el tipo de ambiente y cuidados que requieren cuando están lejos de su hábitat.
Se desarrolla bajo sombra ligera, sin luz solar directa, en sustrato propio para epífitas, enriquecido con esfagno mantenido constantemente húmedo. Esta orquídea aprecia la alta humedad ambiental, por lo tanto, ni piense en cultivarla en ambientes secos o sujetos a vientos. Las orquídeas cara de mono son muy sensibles a la cantidad de sales disueltas en el agua. Así, utilice siempre agua reposada y de buena calidad en los riegos.
Fertilice regularmente con abonos solubles propios para orquídeas y efectúe un buen lavado del sustrato, irrigando abundantemente con agua pura entre las fertilizaciones, para la remoción del exceso de sales. Prefiere clima fresco, suave y uniforme, siempre inferior a 25°C. Se multiplica por separación de los montones, dejando cada nueva planta con estructura completa, además de al menos tres hojas y un brote.