La nemesia (Nemesia strumosa) es una planta herbácea, anual y muy florida, originaria de regiones arenosas y de clima templado de Sudáfrica. De porte pequeño, la nemesia difícilmente supera los 45 centímetros de altura. Sus ramas brotan erguidas directamente de la base, dando un formato lleno y redondeado a la planta. Las hojas son simples, opuestas, lineares a lanceoladas y de color verde claro, con márgenes enteros a dentados.
Las inflorescencias aparecen en verano, y son del tipo racimo, terminales, con delicadas flores suavemente perfumadas. Las flores tienen una forma singular, formadas por una corola con dos pétalos, uno superior, dividido en cuatro lóbulos, y un gran pétalo inferior, dividido en dos lóbulos y que a menudo presenta color o tonalidad diferente del resto de la flor. Y hablando de color, hay muchas opciones que van desde el rosa, amarillo, naranja, lila, blanco, rojo o azul. Muchas de estas variedades son híbridos, producidos a través de cruzamientos con otras especies del mismo género como Nemesia versicolor, por ejemplo. Además de colores diferentes, los cultivares resultan en plantas con diferentes portes, rusticidad, entre otras características.
Una planta perfecta para composiciones coloridas, en mezclas de colores utilizando sólo la nemesia o incluso con otras especies de flores anuales. De esta forma puede ser aprovechada en canteros, borduras, macetas, jardineras y cestas colgantes. Prolongue la floración de la especie, removiendo continuamente las flores viejas. Después de un tiempo es interesante también una poda más drástica, que estimula una nueva floración abundante. Fertilice semanalmente con un buen abono líquido.
Puede ser cultivada bajo sol pleno, en regiones más frías, o bajo media sombra, en áreas muy calientes. La nemesia aprecia suelo arenoso, perfectamente drenable, pero bien enriquecido con materia orgánica, ligeramente ácido e irrigado regularmente. No tolera la sequía, las heladas o el calor intenso (por encima de 29°C).
Se multiplica por semillas puestas a germinar en otoño e invierno, en invernaderos protegidos, para que puedan ser trasplantadas a los canteros en primavera, después de la última helada. La germinación se completa en 14 a 20 días. Es posible propagarla también a través de estacas de los ramos jóvenes que aún no han florecido. Estimule el espesamiento de las plantas en formación a través de la técnica del pellizco.
