El arándano azul (Vaccinium virgatum) es un arbusto frutal, ornamental, hermafrodita y caducifolio. El nombre curioso de esta especie se debe al hecho de que los frutos se vuelven rosados antes de madurar por completo, recordando a los ojos de los conejos blancos. Crece de forma natural en pantanos abiertos, humedales, orillas arenosas de lagos y arroyos, y bosques de montaña en el este y sureste de los Estados Unidos, en la región que abarca desde Carolina del Norte hasta Texas. Tiene varios tallos delgados, erectos, ramificados, leñosos, con corteza que se desprende y es de color marrón oscuro. Sus hojas son estrechas, ovaladas a elípticas, dispuestas en espiral, con venas prominentes y sostenidas por pecíolos cortos.
Las flores del arándano azul aparecen a finales del invierno y principios de la primavera en inflorescencias tipo racimo, axilares. Son blancas o ligeramente rosadas y tienen forma de campana. Es interesante notar que los mejores polinizadores para esta especie son las abejas solitarias y los abejorros, mientras que las abejas comunes y las abejas carpinteras tienden a ser perjudiciales, robando néctar o cortando las flores sin polinizarlas. Los frutos que se forman son de tipo baya y maduran en primavera y verano. Son esféricos, con alrededor de 5 mm de diámetro, de color azul oscuro a negro cuando están maduros y están cubiertos por una fina capa de cera. Son dulces y deliciosos y se pueden consumir frescos o en forma de salsas, mermeladas, licores y jarabes, además de ser muy utilizados en panes, muffins, panqueques y pasteles, como se ve en las películas estadounidenses. Las principales variedades de esta especie en plantaciones comerciales y experimentales en Brasil son ‘Bluegem’, ‘Briteblue’ y ‘Woodard’.
¡Un arbusto frutal perfecto para jardines funcionales! Al mismo tiempo que aporta la gracia de las flores y los frutos delicados, también agrega una marcada estacionalidad al jardín. Esto se debe al cambio en el follaje a lo largo del año. En primavera y verano, tendremos un arbusto frondoso y verde, mientras que en otoño se vestirá de naranja y rojo para luego perder las hojas en invierno. Úselo de forma individual, en grupos, en hileras (como seto) o junto con otras plantas, en áreas soleadas o que reciban luz directa durante al menos 4 horas al día.
El arándano azul no tolera ser trasplantado, por lo que si va a cultivarlo en macetas, elija cuidadosamente el lugar y evite girar o mover la planta. En general, es una especie de fácil cultivo y crecimiento rápido. Para un aspecto más denso, puede recibir podas de formación anuales. Sin embargo, si su objetivo es la fructificación, prefiera una forma más natural realizando podas de limpieza, aireación y renovación. En clima tropical, el cultivo de arándanos azules aún es poco común y requiere un período de frío para un buen desarrollo y fructificación, por lo que se encuentra más comúnmente en las regiones subtropicais o templadas.
Debe ser cultivado a pleno sol o en semisombra, en suelos ácidos (pH alrededor de 4.5 a 5.5), libres de cal y con buen drenaje y ricos en materia orgánica. Riegue regularmente las plantas en macetas o durante el primer año después de la siembra, y siempre que el suelo esté superficialmente seco, evitando el encharcamiento. Una vez establecidas, se deben proporcionar riegos suplementarios para superar los períodos de sequía. Use mantillo para mantener las raíces siempre húmedas, como corteza de pino, paja o hojas secas. Es resistente a las heladas y a las bajas temperaturas cuando se mantiene con cobertura muerta, soportando hasta -12°C.
La fertilización debe realizarse en primavera y verano con abonos orgánicos y minerales adecuados para árboles frutales. A pesar de ser hermafrodita, el arándano azul necesita de polinización cruzada para una buena fructificación, por lo que es recomendable utilizar al menos dos plantas de variedades diferentes en su jardín o huerto. Se puede propagar a partir de semillas sembradas a finales del invierno, esquejes de ramas semileñosas en verano y acodo aéreo a finales del verano e inicios del otoño. La fructificación comienza de 1 a 2 años después de la siembra.