Máscara del Faraón

Colocasia 'COPHAMA' Pharaoh's Mask

Raquel Patro

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Colocasia Máscara del Faraón

La Colocasia Pharaoh’s Mask, conocida en español como planta Máscara del Faraón, es un cultivar que ha ganado espacio en jardines tropicales y proyectos paisajísticos sofisticados. Con un follaje dramático, esta planta ofrece un potencial estético único.

La máscara del faraón Tutankamón.
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La Colocasia Pharaoh’s Mask es un híbrido patentado (PPAF – Plant Patent Applied For), desarrollado por el especialista en plantas tropicales Brian Williams, de Brian’s Botanicals, en Estados Unidos. La ‘Pharaoh’s Mask’ fue obtenida a partir de una mutación observada en otro cultivar de Colocasia recolectado por Hayes Jackson, denominado ‘Dark Star’. La mutación espontánea presentaba una nervadura central oscura distintiva, característica que fue intensificada mediante cruces selectivos, culminando en la ‘Pharaoh’s Mask’.

Introducida comercialmente a mediados de la década de 2010, este cultivar surgió de programas de selección que buscaban obtener patrones foliares exóticos. Su nombre, inspirado en la iconografía egipcia, hace referencia a las nervaduras contrastantes que evocan la majestuosidad de las máscaras funerarias faraónicas.

Detalle de las hojas de la Máscara del Faraón
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La planta rápidamente ganó popularidad en colecciones botánicas y ferias de jardinería, destacándose como una alternativa a las variedades tradicionales de oreja de elefante (Colocasia esculenta). Su estabilidad genética y adaptabilidad a diferentes entornos la han consolidado como una opción interesante tanto para jardines residenciales como para proyectos paisajísticos de gran escala.

El género Colocasia, nativo del Sudeste Asiático y de las islas del Pacífico, se cultiva tradicionalmente por sus raíces comestibles (taro) y su exuberante follaje. El nombre del género Colocasia proviene del griego «kolokasion», término usado para describir plantas acuáticas. El cultivar en cuestión, sin embargo, surgió como una innovación derivada de cruces entre especies como Colocasia esculenta y otras variedades de hojas oscuras. Las especies que dieron origen a este cultivar son nativas de regiones tropicales y subtropicales de Asia, donde habitan en áreas húmedas, como márgenes de ríos y pantanos. Estas condiciones naturales inspiran prácticas de cultivo que buscan replicar ambientes con alta humedad y suelos ricos en materia orgánica.

La Máscara del Faraón crece en forma de mata y presenta hojas con forma de corazón (sagitado-cordiformes) que pueden alcanzar hasta 60 cm de largo. La textura de las hojas es cerosa y ligeramente rugosa, con una coloración base que varía en tonos de verde limón o chartreuse, resaltada por venas primarias y secundarias de color púrpura oscuro a casi negro. Las nervaduras forman un patrón radial, creando un contraste visual llamativo. Los márgenes de las hojas se curvan hacia abajo en las plantas maduras, realzando las nervaduras en alto relieve y acentuando el aspecto escultural de este cultivar.

Los pecíolos son largos (hasta 1,5 m), erectos y robustos, con una tonalidad que varía del verde al púrpura oscuro, garantizando soporte incluso en condiciones de viento. Una característica singular es la gutación, un proceso en el que la planta expulsa gotas de agua por los márgenes de las hojas, algo común en especies de ambientes húmedos.

La inflorescencia, típica de las Araceae, consiste en una espata, que es una bráctea modificada que envuelve parcialmente el espádice, donde se disponen las flores. La espata tiene una coloración que varía del verde al amarillo pálido, mientras que el espádice alberga flores masculinas en la parte superior y flores femeninas en la base.

La polinización generalmente ocurre a través de insectos atraídos por la estructura de la inflorescencia. Tras una polinización exitosa, se desarrollan frutos del tipo baya, pequeños y discretos, que contienen semillas que pueden utilizarse para la propagación sexual.

El tallo es rizomatoso, con tubérculos que almacenan nutrientes y permiten la supervivencia durante períodos de dormancia. Esta estructura facilita la propagación y el almacenamiento durante el invierno en climas templados.

En paisajismo, la planta Máscara del Faraón destaca por su presencia imponente y exótica. Entre sus características más peculiares, sobresale el efecto tridimensional de sus hojas. Las nervaduras de color púrpura oscuro, casi negro, crean un relieve acentuado, otorgando una textura escultural única. Este aspecto la convierte en una pieza de gran valor en proyectos paisajísticos, donde actúa como punto focal, especialmente en composiciones tropicales y contemporáneas.

Frecuentemente utilizada en grupos o como planta aislada, enriquece bordes y macizos, además de composiciones alrededor de lagos y piscinas, siempre que el suelo mantenga humedad sin encharcamiento. Su porte vigoroso y su exuberante follaje la convierten en una excelente elección para crear contrastes con especies de tonos claros o follajes más delicados.

Su arquitectura dramática la hace perfecta para:

  • Jardines Tropicales: Se combina con heliconias, platanillos y calas.
  • Espejos de Agua: Se desarrolla bien en áreas parcialmente inundadas, creando reflejos impresionantes.
  • Jardines en Macetas: Macetas grandes resaltan su follaje en terrazas y patios.
  • Elemento Arquitectónico: Se usa como punto focal en entradas o a lo largo de senderos.

Para un crecimiento saludable, este cultivar requiere atención a las condiciones ambientales. El suelo debe ser rico en materia orgánica, bien drenado y mantenerse constantemente húmedo, pero sin acumulación excesiva de agua. En macetas, requiere un sustrato rico en materia orgánica, con un pH entre 5.5 y 6.5. Mezclas con turba, compost vegetal y arena gruesa garantizan un drenaje adecuado, crucial para evitar la pudrición de los rizomas.

Prefiere media sombra a sol pleno, con protección contra la luz solar directa intensa, que puede causar quemaduras en las hojas. En regiones más frías, la exposición solar completa ayuda a mantener su vigor. Naturalmente adaptada a regiones tropicales y subtropicales, la Colocasia Máscara del Faraón prospera en áreas con alta humedad y temperaturas entre 20°C y 30°C.

Su hábitat ideal incluye márgenes de ríos y zonas pantanosas, donde el suelo permanece húmedo pero bien drenado. En cultivo, muestra cierta tolerancia al frío, soportando heladas leves solo si está protegida. Temperaturas por debajo de 10°C pueden dañarla. Durante el invierno, puede entrar en dormancia y detener su crecimiento.

El riego debe ser regular para garantizar que el suelo permanezca húmedo, especialmente durante los períodos de crecimiento activo. Es importante evitar tanto la sequedad como el encharcamiento, ya que ambos pueden comprometer la salud de la planta. La humedad relativa ideal del aire es superior al 60%, por lo que en ambientes secos se recomienda la nebulización foliar.

La fertilización mensual con abonos equilibrados favorece el vigor y la intensidad del color de las hojas. Para su mantenimiento, se recomienda la eliminación de hojas envejecidas o dañadas, promoviendo un desarrollo más armonioso.

Una particularidad interesante en el cultivo de la Máscara del Faraón es su capacidad para crecer en suelos húmedos e incluso en zonas de aguas poco profundas, lo que la convierte en una excelente opción para jardines acuáticos o márgenes de lagos artificiales. No obstante, es fundamental asegurarse de que las raíces no permanezcan completamente sumergidas por largos períodos, ya que esto puede comprometer su desarrollo.

En cuanto a su resistencia a plagas y enfermedades, este cultivar es rústico y no presenta susceptibilidades específicas. Sin embargo, al igual que otras Colocasia, puede ser atacada por plagas comunes como pulgones, ácaros y babosas. La inspección frecuente y la adopción de medidas preventivas, como mantener un ambiente limpio y bien ventilado, ayudan a minimizar el riesgo de infestaciones y a mantener la planta vigorosa.

Las plantas recién plantadas o que han sufrido estrés por el transporte o el cambio de ambiente tienden a mostrar signos de estrés y amarillamiento de las hojas. Con el tiempo y la adaptación, rebrotan con mayor fortaleza.

La propagación de la Máscara del Faraón se realiza predominantemente por división de rizomas, método que permite conservar las características únicas del cultivar. Este proceso debe realizarse en primavera, cuando la planta entra en su fase de crecimiento activo. Para efectuar la división:

  1. Desenterrar la planta a inicios de la primavera.
  2. Separar los rizomas saludables, asegurándose de que cada uno tenga al menos un brote.
  3. Replantar en sustrato húmedo, manteniendo una temperatura superior a 18°C.

Además, se emplean técnicas de cultivo in vitro a gran escala para garantizar la reproducción fiel de la variedad y preservar su calidad ornamental.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.