La margarita de los prados (Bellis perennis) es una planta herbácea, florífera y perenne, conocida en todo el mundo por sus propiedades medicinales y ornamentales. Su denominación botánica se remonta al latín, donde «bellis» significa «bonita» y «perennis» alude a su naturaleza perenne. Originaria de Europa y de la región mediterránea, esta especie se ha adaptado a diversos hábitats, especialmente en prados y campos abiertos. Históricamente, la margarita de los prados simbolizaba inocencia y pureza en la Antigua Roma, siendo frecuentemente asociada a leyendas y rituales místicos.
Sus hojas son verdes, espatuladas, carnosas, con márgenes crenados o serrados, pubescentes y dispuestas en roseta basal. Las inflorescencias sobresalen por encima del follaje, son del tipo capítulo, con pétalos en matices rosáceos, blancos o rojos y el centro amarillo brillante. Lo que parece ser una única flor es en realidad una inflorescencia, es decir, un conjunto de muchas pequeñas flores o floretes; los externos son ligulados y femeninos, mientras que los centrales son tubulosos y hermafroditas. La floración de la margarita de los prados se distribuye durante todo el año, dependiendo de la época de plantación, con un pico notable en la primavera. Los frutos son secos, ovados, pubescentes e indehiscentes, del tipo cipsela. Existen también variedades con inflorescencias de corola simple o doble.
Esta alegre y delicada margarita, que más parece un pom-pom en las variedades dobles, es usualmente utilizada en borduras y macizos, así como en macetas y jardineras. En paisajismo, la margarita de los prados es valorada por su capacidad de atraer polinizadores como abejas y mariposas, además de ser excelente para cubrir el suelo, formando hermosos macizos floridos. Su belleza sencilla se adapta bien a jardines rocosos o de inspiración campestre. Con ella podemos componer también parterres mixtos con otras flores del campo, así como borduras coloridas a lo largo de caminos.
Sus flores presentan tallos fuertes y son bastante duraderas, prestando como flor de corte, en la composición de arreglos y ramos. En arreglos florales, la margarita de los prados es apreciada por su simplicidad y elegancia. Frecuentemente usada en bodas y eventos formales, simboliza amor constante e inocencia. La margarita de los prados también desempeña un papel importante en la fitoterapia, donde se utiliza para tratar afecciones cutáneas y respiratorias, debido a sus propiedades antiinflamatorias y expectorantes. Versátil, la margarita de los prados también es comestible y medicinal, siendo muy utilizada en forma de cataplasmas e infusiones de flores y hojas.
La margarita de los prados debe ser cultivada bajo sol pleno o media sombra, en suelo fértil, bien drenable, enriquecido con materia orgánica e irrigado regularmente. Aprecia el frío del clima subtropical a templado. A pesar de esto, no tolera heladas fuertes, debiendo ser protegida con paja u otra cobertura, para mantener la temperatura estable. A pesar de ser perenne, se cultiva como anual y como máximo bienal, ya que pierde la belleza y el vigor con el tiempo. Se multiplica por semillas y por división de estolones. Sus requerimientos de cultivo incluyen podas regulares para estimular la floración y evitar la podredumbre de la base, así como el control de plagas como los pulgones y enfermedades fúngicas, típicas en ambientes húmedos.