Mamey

Mammea americana

Raquel Patro

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El Mammea americana, más conocido como mamey, es un árbol perennifolio, longevo y fructífero, originario de la región amazónica y de las Antillas. Esta especie se destaca no solo por su longevidad, sino también por su capacidad para producir frutos durante muchos años. En condiciones ideales de crecimiento, como en los suelos ricos y húmedos de la Amazonía, el mamey puede alcanzar alturas impresionantes, superando los 20 metros. Su tronco es corto, proporcionando una estructura robusta que soporta la copa densa y frondosa, cuya forma varía de piramidal a ovalada. Esta configuración de la copa le confiere un aspecto bastante ornamental al árbol, comparable en tamaño y forma a la copa de la Magnolia (Magnolia grandiflora).

Las hojas del mamey son elípticas a obovadas, presentando una textura coriácea, lo cual es típico de muchos árboles de regiones tropicales. Su coloración verde oscuro y el brillo característico de las hojas opuestas añaden un encanto especial a la apariencia del árbol. Estas características foliares son un indicativo de la adaptación de la planta a los ambientes húmedos, donde la pérdida de agua por evaporación debe ser controlada de manera eficiente.

La floración ocurre a finales de la primavera y principios del verano, un período que coincide con el aumento de la humedad y la temperatura en su hábitat natural. Las flores son grandes y blancas, a menudo aparecen solitarias o en pares opuestos. Los largos estambres forman un penacho central, un detalle que llama la atención por su belleza. Es importante destacar que las flores del mamey son polinizadas por una variedad de insectos, un aspecto crucial para la reproducción de la especie.

Detalle de la flor. Foto de Marcoarbo

Los frutos del mamey son bayas comestibles, aunque a menudo se clasifican erróneamente como drupas. Tienen forma globosa y una cáscara de color parduzco que encierra una pulpa carnosa, suave y de color amarillo a anaranjado. Cada fruto lleva cuatro semillas, y su sabor dulce varía en textura, pudiendo ser crujiente, jugoso, más firme o más suave.

Además de su belleza ornamental, el árbol de mamey es ideal para componer bosques tropicales, ya sea en plantaciones aisladas o en hileras. Su follaje denso y robusto sirve como un eficiente rompevientos, protegiendo áreas más pequeñas y delicadas del jardín. Debido a su tamaño considerable, se recomienda plantar el mamey en jardines amplios, parques y fincas, donde haya suficiente espacio para su pleno desarrollo. Un aspecto interesante del mamey es su crecimiento lento, que lleva de seis a diez años desde la siembra hasta la primera floración, un factor que debe considerarse en la planificación paisajística.

Los frutos son versátiles en la cocina y se pueden consumir frescos o cocidos, además de utilizarse en jarabes, compotas y licores. La cáscara y las semillas, por otro lado, son astringentes y deben retirarse antes de su consumo. A partir de las flores, se produce un destilado licoroso y aromático conocido como Eau Créole. Las semillas también tienen propiedades insecticidas y parasiticidas, utilizadas tradicionalmente en el control de plagas como piojos, garrapatas, pulgas y gusanos.

Detalle del fruto cortado. Foto de Arria Belli

Debe cultivarse a pleno sol o en semisombra, en suelo fértil, profundo, con buen drenaje, enriquecido con materia orgánica e irrigado regularmente, especialmente en los primeros años de implantación. Aprecia el calor y la humedad tropicales, y se desarrolla mejor en regiones con precipitaciones anuales superiores a 1500 milímetros.

En otros lugares se recomienda un riego suplementario. El mamey no tolera el frío intenso, las heladas ni los períodos de sequía. Las fertilizaciones orgánicas regulares, así como una buena cobertura muerta sobre el suelo, son importantes para el mamey. Se multiplica por semillas o preferiblemente por injerto (una forma de esqueje). Las semillas tienen una germinación lenta y desigual, que puede llevar de 60 a 260 días para completarse.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.