Maguey Morado

Tradescantia spathacea

Raquel Patro

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El maguey morado (Tradescantia spathacea) es una planta herbácea, rizomatosa, de follaje perenne y colorido, cultivada en diversas regiones tropicales del mundo por sus cualidades ornamentales. Forma rosetas densas y simétricas con hojas erguidas, cóncavas y lanceoladas. Normalmente, las hojas tienen la parte superior de color verde oliva y la inferior de color violáceo, pero existen variedades, como la ‘Concolor’, con hojas completamente verdes, y otra con hojas variegadas con rayas rojas y amarillas, la ‘Vittata’.

A medida que la planta crece y las hojas más bajas caen, se revela un tallo corto, pero rara vez la planta supera un metro de altura. Florece en primavera y verano, mostrando inflorescencias en racimos en las axilas foliares. Estas inflorescencias están formadas por pares de brácteas que tienen la forma de pequeñas barcas o canoas, y pequeñas flores blancas, trímeras y efímeras, de escaso valor ornamental. El fruto formado es del tipo cápsula.

Detalle de las flores. Foto de Forest & Kim Starr
Detalle de las flores. Foto de Forest & Kim Starr

En el paisajismo, el maguey morado es una cobertura tropical por excelencia. El atractivo colorido de su follaje, junto con la textura peculiar y el efecto geométrico de las rosetas, crea contrastes interesantes en el jardín. Úselo en masas o bordes a pleno sol o sombra parcial, adyacente a céspedes bien cuidados, coberturas de colores distintos o en composiciones con otras plantas igualmente geométricas, como agaves y bromelias, por ejemplo. También es perfecto para jardines rocosos, creciendo entre las grietas. Se puede plantar en macetas y jardineras, siendo una elección ideal para terrarios.

Puede cultivarse en diversas condiciones de luminosidad, desde pleno sol hasta la luz difusa en interiores. Prefiere suelos ricos en materia orgánica pero perfectamente drenables. Sin embargo, puede prosperar en suelos pobres y pedregosos.

El maguey morado aprecia el riego, especialmente en los primeros meses después de la siembra. Después de adaptarse bien, se vuelve tolerante a cortos períodos de sequía. Una poda drástica anual, realizada a principios de la primavera, puede renovar su vigor y la belleza del follaje. Si recibe una buena cobertura, puede resistir el frío intenso e incluso las heladas. Se multiplica fácilmente por la división de las matas, el enraizamiento de las ramas o mediante semillas.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.