La coyol es una palmera frutal de gran valor útil y ornamental, caracterizada por largas espinas a lo largo del estípite. Es nativa de las Américas y se encuentra en bosques tropicales y ecuatoriales. Presenta un tallo tipo estípite, solitario, anillado, espinoso y parcialmente revestido por las vainas foliares de las hojas que ya se han desprendido. El estípite tiene aproximadamente 30 cm de diámetro y puede alcanzar hasta 15 metros de altura. Las espinas en el tallo son oscuras, puntiagudas, dispuestas horizontalmente y pueden alcanzar hasta 7 cm. Las hojas verdes de la coyol tienen de 1,5 a 3 metros de longitud, son pinadas, cubiertas de espinas, alternas, compuestas por folíolos lineales y largos, dispuestos en ángulos diversos, lo que les da un aspecto de pluma.
Las inflorescencias son del tipo panícula, con brácteas, y aparecen en los espacios interfoliares durante la primavera y el verano, alcanzando 80 cm de longitud y desprendiendo un fuerte aroma. Sus flores son pequeñas, numerosas, amarillas, con flores femeninas en la base y las masculinas en la porción distal. Principalmente es polinizada por abejas y escarabajos. Sus frutos aparecen en otoño, son comestibles, en forma de drupa globosa y de color verde-amarillo, alcanzando hasta 6 cm. Contienen de una a cuatro semillas, grandes y oleaginosas, de las cuales se puede extraer un aceite fino y transparente. Aves como guacamayos, loros, tucanes, periquitos y catitas son atraídas por esta palmera. Además, el palmito de esta especie se considera una exquisitez.
La coyol es una palmera muy ornamental, con una corona que se asemeja a un hermoso arreglo de plumas que se mueven con la brisa. Es ideal para usar en espacios de contemplación que pueden ser apreciados a distancia, pero preferiblemente lejos de caminos y áreas de alto tráfico de personas, especialmente niños.
Las espinas puntiagudas le confieren al mismo tiempo una belleza exótica y el peligro de accidentes. No deben ser eliminadas, ya que esto descaracterizaría esta interesante y única palmera. Además, se debe tener mucho cuidado al trasplantar esta especie para no destruir la capa de espinas y formar agujeros indelebles en el estípite. Se puede utilizar de forma individual, en grupos o hileras, y es adecuada para la jardinería en fincas, huertas, parques y amplios jardines corporativos, aportando un toque tropical al entorno. Además, es muy atractiva para aves tropicales que agregan un interés adicional en el jardín y ayudan en la dispersión de las semillas.
Además de su uso en paisajismo, la coyol es una palmera versátil con mil y una utilidades. De ella se puede aprovechar todo: el aceite extraído del fruto se puede utilizar en preparaciones culinarias en lugar del aceite de oliva, así como en la industria cosmética o en la producción de biodiesel. Del cogollo se produce una fécula nutritiva y el estípite tiene madera dura que se puede utilizar en la construcción civil o rural. Las hojas se pueden utilizar como forraje para animales de producción y tienen fibras textiles que se utilizan en la fabricación de redes y líneas de pesca.
Debe cultivarse a pleno sol y prefiere suelos muy fértiles y drenantes. Si se cultiva en macetas, riegue regularmente, manteniendo el suelo húmedo pero sin encharcar. Una vez establecida en el jardín, los riegos deben ser complementarios para superar los períodos de sequía. Fertilice cada 6 meses, añadiendo materia orgánica y fertilizantes adecuados para palmas. Aprecia la humedad y el calor tropical y no tolera temperaturas más frías de -7°C.
El mantenimiento consiste en la eliminación cuidadosa de las hojas viejas para no destruir sus espinas características. Se propaga por semillas, que se siembran en suelo arenoso y rico en materia orgánica. Las semillas son recalcitrantes, lo que resulta en una germinación lenta y desigual que puede tardar varios años en completarse. A pesar de tener una baja tasa de germinación, esta especie puede vivir hasta 100 años. La fructificación comienza aproximadamente de 3 a 5 años después de la germinación.