La Kleinia (Kleinia stapeliiformis) es una suculenta notable, originaria de las regiones semiáridas de Sudáfrica, Kenia y Tanzania. A diferencia de lo que algunos puedan pensar, esta especie no es un cactus. Está más relacionada con margaritas y senecios, y pertenece a la familia Asteraceae. En su hábitat, la Kleinia crece en suelos pedregosos y arenosos, con un clima caracterizado por condiciones de poca lluvia, altas temperaturas durante el día y noches más frías. El nombre del género «Kleinia» es un homenaje a Jacob Theodor Klein, un botánico alemán del siglo XVIII, mientras que el epíteto específico «stapeliiformis» deriva del género Stapelia, debido a la similitud de la forma de los tallos de estas diferentes plantas.
La Kleinia stapeliiformis es una suculenta perenne que posee tallos cilíndricos, suculentos y articulados, que pueden crecer hasta 15-24 cm de altura. Inician su crecimiento, ramificándose bajo tierra, como un rizoma, y emergen erguidos, pareciendo lápices, velas, o pepinos, lo que les ha valido muchos nombres populares graciosos. Conforme crecen y se ramifican, estos tallos se vuelven decumbentes a postrados.
El color de los tallos varía de verde a gris verdoso, con líneas transversales o manchas en placas, de un tono de verde más oscuro. Las hojas son diminutas, transformadas en pequeños espinos suaves, que no llegan a herir las manos. Los espinos crecen solo en las partes verde oscuras de la planta. Dependiendo de las condiciones de estrés y luminosidad, la planta puede también adquirir tonalidades moradas. La kleinia florece en verano, produciendo inflorescencias del tipo capítulo, terminales, con numerosas flores de color naranja o rojizas, bastante atractivas y graciosas.
En paisajismo, la Kleinia stapeliiformis es ampliamente utilizada en jardines de roca, xeriscapes y como planta de borde en canteros. Su forma y textura peculiares añaden un elemento escultural al jardín. Esta planta es particularmente efectiva en composiciones con otras suculentas y cactus, creando un escenario desértico estilizado. A medida que se ramifica y se postra, también puede servir como cubresuelos.
Además de sus cualidades como planta de jardín, la Kleinia stapeliiformis es apreciada también como una planta de interior, especialmente en terrarios y como planta de mesa. Es especialmente interesante cuando se planta en jardineras y canastas colgantes, donde puede derramar sus ramas y ser admirada desde un ángulo inusual. Curiosamente, en algunas culturas africanas, se cree que posee propiedades medicinales, aunque aún no existen evidencias científicas sustanciales para apoyar estas afirmaciones.
La Kleinia stapeliiformis prefiere una exposición plena al sol, pero también puede adaptarse a la luz solar parcial. En veranos muy calurosos, especialmente en clima ecuatorial, conviene protegerla del sol intenso entre las 10 y 15 horas. Si se cultiva la planta en ambiente interno, observe atentamente su crecimiento. Plantas que se vuelven muy débiles y delgadas, probablemente están etioladas y necesitan de mayor exposición al sol.
La kleinia no tolera suelos encharcados, así que prepare el suelo del jardín añadiendo materiales que lo hagan más drenable y aireado, y prefiera canteros elevados, que poseen mayor capacidad de drenaje. En macetas, se recomienda utilizar un sustrato propio para cactus y suculentas. Si va a preparar la mezcla en casa, considere añadir perlita, arena o vermiculita al sustrato, para hacerlo más ligero y drenable y evite añadir materiales orgánicos como compost o humus, solo en pequeñas cantidades, ya que tienden a hacer el sustrato excesivamente húmedo. La irrigación de la kleinia sigue el esquema recomendado para la mayoría de los cactus y suculentas, es decir, riegue solo cuando el sustrato esté casi completamente seco. Realice el trasplante de las macetas anualmente, evitando los problemas de la compactación del sustrato viejo.
Algunas fuentes indican que la Kleinia stapeliiformis tiene dormancia en invierno, otras, en verano. Sin embargo, parece que mientras la planta reciba agua, mantiene su crecimiento vegetativo, siempre que las temperaturas no sean extremas. Teniendo esto en cuenta, parece sensato reducir los riegos, en pleno invierno o cuando la humedad relativa del aire esté muy elevada. El exceso de humedad es perjudicial y puede llevar a la pudrición de las raíces de la planta.
Fertilice en primavera y otoño con abonos propios para suculentas, siguiendo las recomendaciones de dosis del fabricante. Si no tiene acceso a un fertilizante apropiado, utilice un abono multiuso, pero reduzca la dosis a 1/4 de la recomendación. La Kleinia stapeliiformis es notablemente resistente al calor y a la sequía, pero es sensible al frío intenso (menos de -5ºC) y a las heladas. En regiones con inviernos fríos, es recomendable cultivarla en recipientes que puedan ser trasladados a ambientes protegidos.
La propagación de la Kleinia stapeliiformis se realiza comúnmente por esquejes de tallo. Muchos coleccionistas aprecian el aspecto erguido de la planta, y buscan podar cuando la planta comienza a volverse decumbente. Los tallos podados pueden ser excelentes esquejes. Los esquejes deben dejarse en un lugar sombreado y ventilado por algunos días para formar un callo antes de la plantación. Esta técnica es simple y generalmente tiene una alta tasa de éxito. La Kleinia también puede propagarse por semillas, dispuestas en sustrato propio para germinación y mantenido húmedo.