El Jazmincillo (Clerodendrum chinense) es una especie de arbusto, florífero, de textura semi-herbácea, originario de Asia. Sus ramas son erectas, de textura semi-herbácea. Las hojas son opuestas, ovadas a cordiformes, grandes, pubescentes, brillantes, verdes, con nervaduras bien marcadas y serradas irregularmente.
Florece en primavera y verano, mostrando inflorescencias cimosas terminales, como pequeños y densos ramos, similares a hortensias, que abren sus flores gradualmente, liberando un delicioso perfume dulce y frutado. Las flores están protegidas por brácteas moradas, que ofrecen un hermoso fondo al ramo. La corola puede ser simple, pero es más común encontrar ejemplares de flores dobles, en color blanco o delicadamente rosados. Son atractivas para abejas y mariposas.
Un perfume fantástico en una planta bastante espaciosa. El jazmincillo es ideal para cultivar en áreas delimitadas, como macetas y jardineras, o en áreas del jardín contenidas por muros u otras estructuras. Una planta, cultivada en un área abierta, tiende a formar grandes y densos macizos con el tiempo, que a veces escapan al control e invaden otras áreas.
Además de controlar su crecimiento, es una planta rústica, que prescinde de otros cuidados. También evite posicionar la planta en lugares de paso estrecho o en áreas expuestas al viento, ya que sus hojas liberan un aroma desagradable cuando se molestan.
El jazmincillo debe cultivarse bajo pleno sol o media sombra, en suelo fértil, profundo, enriquecido con materia orgánica y regado regularmente. Prefiere áreas húmedas y semi-sombreadas, tropicales a subtropicales.
No tolera la sequía ni las heladas y bajo frío intenso entra en dormancia, rebrotando en la primavera siguiente. Se multiplica por esquejes de los tallos y por separación de los brotes que surgen espontáneamente de las raíces, en los alrededores de la planta madre.