El Isipó Colorado, recientemente reclasificado de Camptosema grandiflorum a Cratylia spectabilis, es una enredadera perenne con inflorescencias colgantes, de color rojo y muy decorativas. Es nativa de una amplia región que incluye desde el este de Brasil, abarcando áreas que van desde Bahía hasta São Paulo. Esta planta crece principalmente en bosques estacionales semideciduos y bosques ribereños, que forman parte de las regiones de la Caatinga y el Cerrado, pero también se observa en bosques de la Mata Atlántica.
Esta planta puede alcanzar hasta 6 metros de altura, siendo una enredadera voluble, con ramas largas y flexibles, provistas de zarcillos que le permiten enroscarse y fijarse, ascendiendo en diferentes tipos de estructuras. Su crecimiento es vigoroso y está bien ramificada, con un follaje abundante. Sus pecíolos miden entre 3,5 y 5,5 cm, y las hojas son pinnadas-trifoliadas, con textura papirosa a cartácea, y folíolos con una forma que varía de oval a elíptica. Los folíolos jóvenes son verde claro, mientras que los maduros, verde oscuro. La cara superior de las hojas es generalmente lisa, mientras que la inferior puede ser desde ligeramente peluda hasta velluda.
Florece en otoño invierno, presentando inflorescencias axilares, largas y colgantes, del tipo pseudorrácimo y con hasta 50 cm de longitud. Las flores son papilionáceas, rojas o rojo-anaranjadas, y el fruto tiene de 13 a 16 cm de longitud, con semillas oblongas a ovales. Las flores del Isipó Colorado atraen colibríes y mariposas, pero también pueden ser visitadas por una variedad de insectos polinizadores. Estas interacciones son cruciales para la salud de los ecosistemas naturales y urbanos, contribuyendo a la preservación de la biodiversidad. También hay una variedad de flores amarillas, poco comunes en cultivo.
Esta enredadera, que se encuentra fácilmente en caminos rurales brasileños, suele utilizar la copa de los árboles para sostenerse. Puede plantarse en jardines, siempre que se le proporcione soporte adecuado para su desarrollo, tales como pérgolas, glorietas, cercas o muros. En estructuras de este tipo, su inflorescencia colgante es valorada, ya que puede ser apreciada desde abajo. Además, el contraste del verde con el rojo de las flores aporta interés al jardín, así como el movimiento que ocurre debido al viento.
De esta forma, en paisajismo, el Isipó Colorado es ideal para crear cortinas verdes, cubrir pérgolas o arcos, ofreciendo no solo belleza visual, sino también una sensación de acogida y privacidad en espacios al aire libre. Además, atrae muchas mariposas y colibríes. El Isipó Colorado no exige mucha mantención, por ejemplo, la poda no es necesaria, pero puede realizarse después de la floración para estimular el desarrollo de nuevas inflorescencias, así como para moldear la forma de la planta y controlar su crecimiento.
El Isipó Colorado debe ser cultivado bajo sol pleno o media sombra, en suelo fértil, preferentemente arenoso-arcilloso y rico en materia orgánica. Aprecia suelo húmedo, pero no encharcado, de modo que lo ideal es regar de 2 a 3 veces por semana durante el primer año de implantación, de forma complementaria hasta la perfecta adaptación de la planta y enraizamiento en el lugar. Tras alcanzar el tamaño adulto, se vuelve resistente a cortos períodos de sequía.
Es bien resistente a las heladas y tolera las bajas temperaturas invernales, siendo así adecuado también para el sur del país y regiones montañosas. Es una planta de fácil adaptación y puede multiplicarse ya sea por medio de semillas, acodo o esquejes. Para la germinación de las semillas, se recomienda la siembra en verano, en vermiculita o arena mantenida húmeda. Al realizar propagaciones vegetativas como acodo y esquejes, se obtendrán mejores índices de enraizamiento al utilizar hormona enraizante (AIB).