Piense en una planta de delicadas flores moradas, que florece durante todo el año, no necesita de sol pleno y además es campeona en rusticidad. Así es el Incienso Morado (Plectranthus saccatus), una planta herbácea y muy florífera, nativa de Sudáfrica, que ha entusiasmado a los jardineros por sus cualidades como ornamental. El nombre del género «Plectranthus» proviene del griego, de la unión de las palabras «plektron» – espuela, y «anthos» – flor, en alusión al aspecto de espuela de sus flores.
Similar a la planta dólar (Plectranthus nummularius), pertenece a la familia Lamiaceae, la misma familia de la menta y del albahaca. El incienso morado tiene un hábito erecto a postrado, alcanzando cerca de 60 cm de altura. Sus hojas son de color verde claro u oscuro, según la cultivar. Son redondeadas a elípticas, aromáticas, con márgenes dentados, venaciones bien marcadas y cubiertas por finos pelos glandulares. La página superior (cara adaxial) de las hojas es verde, mientras que la página inferior (abaxial) es morada. Florece todo el año, emergiendo inflorescencias erectas por encima del follaje, con delicadas flores lilas, moradas o blancas, salpicadas de lila, en forma de embudo, que recuerdan a las flores del Jacarandá (Jacaranda mimosaefolia). Sus flores atraen a colibríes y mariposas.
En el jardín, el incienso morado ofrece hermosos macizos y borduras en sombra parcial, o protegidos bajo la copa de árboles y otras estructuras. También es perfecta en composiciones con otras flores, especialmente plantas con flores blancas, moradas, amarillas o anaranjadas. El follaje morado se valora en contraste con especies de hojas variegadas, como la menta variegada, el liriope o el clorofito. Se puede cultivar en macetas y jardineras, y así adornar balcones y patios o incluso posiciones bien iluminadas dentro de casa. Por ser resistente al viento, se convierte en una opción interesante para cultivar en apartamentos, adornando balcones y terrazas, siempre que esté protegida del sol fuerte.
Debe ser cultivada bajo sombra parcial o luz filtrada, en suelo drenable, ligero y rico en materia orgánica, mantenido húmedo, sin encharcar. Aprecia el clima templado y tolera el frío y los vientos, siempre que esté resguardada de las heladas. En clima subtropical, tolera el sol pleno. Fertilice quincenalmente con NPK soluble propio para la floración, y enriquezca los parterres con materia orgánica cada 3 meses. Aunque tolera cortos períodos de sequía, evite que el suelo se seque completamente entre riegos, realizando un riego suplementario cuando sea posible. Al plantar en macetas, prepare el sustrato mezclando partes iguales de arena, tierra común y compuesto orgánico de buena calidad.
En lugares con invierno riguroso es conveniente llevar las plantas al interior de la casa, donde se beneficiarán de la protección y abrigo y pueden sobrevivir cerca de una ventana bien iluminada. Aunque es perenne, con el tiempo la planta pierde belleza, exigiendo inicialmente una poda de renovación del follaje. A pesar del rebrote y nuevo florecimiento, después de esta renovación, será necesario replantar con nuevas plántulas. Se multiplica fácilmente por división del ramaje enraizado, por acodo y por esquejes de los ramos.