La flor de la llama eterna (Goeppertia crocata), también conocida como «calatea», es una especie herbácea y rizomatosa de la familia Marantaceae, nativa de las selvas tropicales de Brasil, específicamente de los estados de Bahía y Espírito Santo. Reconocida mundialmente por sus inflorescencias vibrantes en tonos de naranja azafrán y su exuberante follaje —incluso ha recibido el prestigioso premio de la Royal Horticultural Society—, esta planta es una excelente opción para la decoración de interiores, aportando un toque de color y vida a los ambientes.
El género Goeppertia fue denominado así en honor al naturalista y paleobotánico alemán Heinrich Göppert (1800–1884), quien contribuyó significativamente al estudio de las plantas fósiles. El epíteto específico «crocata» deriva del latín crocatus, que significa “color azafrán” o “dorado”, en referencia directa a la intensa coloración anaranjada-amarillenta de sus brácteas florales, que recuerdan el tono de las flores del verdadero azafrán (Crocus sativus).
Goeppertia crocata crece en forma de mata, alcanzando una altura de 60 cm y un ancho de 40 cm, lo que la convierte en una excelente opción para el cultivo en macetas. Presenta un sistema radicular rizomatoso, con raíces adventicias. El tallo es reducido y subterráneo, estando representado principalmente por el rizoma. Las hojas emergen directamente de este rizoma, formando una roseta basal. Se disponen de manera alterna y espiralada, una característica común en las Marantaceae.
Los pecíolos son largos y sostienen hojas altamente ornamentales, simples, enteras, de forma elíptica, con textura coriácea y ligeramente ondulada. La cara superior de las hojas es de color verde oscuro y presenta un brillo sutil. En contraste, la cara inferior exhibe tonalidades que van del púrpura al violeta, un mecanismo adaptativo que permite reflejar la luz de vuelta al mesófilo, aumentando la eficiencia fotosintética en ambientes sombreados.
Otro detalle relevante es la presencia de un pulvínulo pubescente en la base del pecíolo. Este pulvínulo es un órgano de movimiento responsable de la nictinastia de la planta, permitiendo que las hojas se cierren durante la noche y se abran nuevamente al amanecer. Este movimiento tan característico de las marantáceas les ha valido el apodo de «plantas rezadoras». Además, los pecíolos están envueltos por vainas foliares pubescentes y protegidos por catáfilos, estructuras que resguardan las hojas en desarrollo.
La especie florece en primavera y verano, siempre que reciba las condiciones adecuadas de humedad y temperatura. La inflorescencia de Goeppertia crocata es una espiga compuesta, sostenida por un largo pedúnculo erecto que se extiende sobre el follaje. Cada inflorescencia está formada por 15 a 27 brácteas organizadas en 5 a 7 series horizontales. Las llamativas brácteas son el gran diferencial de la especie, con su coloración anaranjada a amarillo azafrán, lo que inspiró sus nombres populares “Llama Eterna” y “Calatea Azafrán”. Las inflorescencias pueden durar hasta tres meses, aportando un alto valor ornamental a la planta.
Estas brácteas son glabrescentes, con ápices agudos a largamente acuminados, y su función principal es proteger las flores verdaderas y atraer polinizadores. Las flores propiamente dichas son más pequeñas que las brácteas y presentan una estructura tubular. El tubo de la corola es estrecho y se encuentra discretamente oculto entre las brácteas. La fructificación de G. crocata no es un evento común en cultivos ornamentales, pero cuando ocurre, los frutos son cápsulas triloculares que contienen semillas pequeñas y ariladas.
Con su combinación de follaje exuberante e inflorescencias de color azafrán, la llama eterna se utiliza ampliamente en el paisajismo de interiores y en jardines tropicales. Su porte compacto y su hábito de crecimiento en matas la convierten en una excelente elección para jardines sombreados, formando macizos bajo bosques de árboles, borduras y parterres protegidos de la luz solar directa. En interiores, se cultiva como planta destacada en macetas decorativas, proporcionando un toque exótico y sofisticado a salas, balcones y oficinas. Cuando se cultiva en grupos, crea composiciones vibrantes y elegantes, contrastando sus brácteas anaranjadas con el follaje verde oscuro de otras especies tropicales.
Algunas cultivares famosas incluyen ‘Tassmania’, ‘Candela’, ‘Ventura’, ‘Afora’ y ‘Bicajoux’, con diferencias en los tonos de las hojas e inflorescencias, así como en el porte y características adaptativas. Gracias a sus inflorescencias duraderas, también se utiliza en arreglos florales y ramos.
La Goeppertia crocata está adaptada al sotobosque de las selvas tropicales, donde recibe luz filtrada por las copas de los árboles, por lo que prefiere luz abundante pero tamizada. En interiores, colócala cerca de ventanas orientadas al este u oeste, con cortinas para difundir la luz. Evita la exposición al sol directo, ya que puede causar quemaduras en las hojas, provocando manchas marrones y decoloración. Esta especie prospera en ambientes cálidos y estables, con un rango ideal de temperatura entre 18°C y 30°C, siendo esencial evitar variaciones bruscas que puedan afectar su desarrollo.
La humedad debe mantenerse siempre por encima del 50%, con niveles óptimos entre el 60% y el 80%. Para alcanzar esta condición, se puede utilizar un humidificador, colocar la maceta sobre un plato con piedras y agua o rociar el follaje dos o tres veces por semana con agua destilada, evitando siempre mojar las flores. También es fundamental mantener la planta alejada de corrientes de aire, como las salidas de aire acondicionado y calefactores, ya que resecan el ambiente.
El sustrato debe imitar el suelo rico y bien drenado de la selva. Para ello, se recomienda una mezcla que contenga 25% de turba o fibra de coco, que ayudan a retener la humedad; 25% de compost orgánico o tierra vegetal rica en humus, para aportar nutrientes; 20% de perlita o arena gruesa, asegurando un buen drenaje y aireación; y 20% de corteza de pino o carbón vegetal, mejorando la estructura del suelo. El pH ideal del sustrato varía entre 6,0 y 6,5, ligeramente ácido. Para evitar la acumulación excesiva de humedad y prevenir la pudrición de las raíces, se recomienda añadir una capa de drenaje en el fondo de la maceta, utilizando piedras o arcilla expandida.
El riego debe realizarse con atención para mantener el sustrato constantemente húmedo, sin encharcar. Durante la primavera y el verano, el riego puede ser necesario una o dos veces por semana, mientras que en otoño e invierno, la frecuencia debe reducirse a cada 10 o 14 días, dependiendo de la humedad del sustrato. La prueba del dedo es un método eficaz para determinar el momento adecuado para regar: basta con introducir el dedo en el sustrato y, si los primeros dos centímetros están secos, es hora de añadir agua.
La calidad del agua también es fundamental para la salud de la llama eterna, ya que esta planta es sensible a sustancias químicas presentes en el agua del grifo, como el cloro y el flúor, que pueden causar manchas marrones en las hojas. Lo ideal es regar con agua de lluvia, destilada o filtrada. Si solo se dispone de agua del grifo, se recomienda dejarla reposar durante 24 horas antes de usarla, permitiendo que el cloro se evapore.
La fertilización debe ser moderada y realizarse mensualmente, durante el crecimiento activo, entre primavera y verano, con un fertilizante líquido de liberación lenta o granulado, preferiblemente con la formulación NPK 10-10-10. Durante el otoño y el invierno, la fertilización debe suspenderse, ya que la planta entra en un período de crecimiento más lento. El exceso de fertilizante puede ser perjudicial y manifestarse en los bordes quemados de las hojas y un crecimiento reducido. En caso de sobrefertilización, el sustrato debe lavarse con abundante agua para eliminar los residuos acumulados.
La poda de la Calathea crocata es sencilla y consiste en la eliminación de hojas secas o dañadas en la base de la planta. Además, después del período de floración, es importante cortar los tallos florales secos para estimular nuevos brotes. Para evitar la transmisión de enfermedades, todas las herramientas de poda deben esterilizarse previamente con alcohol o una solución desinfectante.
La propagación de la llama eterna puede realizarse por dos métodos principales: división de rizomas y semillas, siendo el primero el más sencillo. El primer paso para la división es retirar la planta de la maceta y aflojar el sustrato alrededor de las raíces. Luego, se identifican las divisiones naturales en el rizoma y se separan cuidadosamente, asegurando que cada nueva planta tenga raíces saludables y al menos una hoja. Cada división debe plantarse en una nueva maceta con sustrato adecuado y regarse moderadamente. Para estimular el enraizamiento, las plántulas deben mantenerse en un ambiente húmedo y sombreado, pudiendo cubrirse con plástico transparente para crear un efecto invernadero. Después de dos o tres semanas, cuando aparezcan nuevas hojas, se puede retirar la cubierta y la planta comenzará a recibir los cuidados habituales.
Aunque es posible, la propagación por semillas es un método más difícil y lento, ya que es complicado obtener semillas. Para germinar, deben sembrarse en bandejas con sustrato arenoso, mantenerse a una temperatura entre 24°C y 30°C y con alta humedad. Cubrir las bandejas con plástico ayuda a mantener las condiciones ideales para la germinación. Después de tres o cuatro semanas, cuando las plántulas alcancen aproximadamente 3 a 4 cm de altura y desarrollen dos hojas verdaderas, pueden trasplantarse a macetas individuales.