El filodendro sanguíneo (Philodendron erubescens) es una planta herbácea, perenne y trepadora, nativa de Colombia, Costa Rica y Brasil, donde crece en bosques cálidos y húmedos, escalando diferentes tipos de árboles. El nombre del género, Philodendron, proviene de la unión de las palabras griegas Philos, que significa «amor», y Dendron, que significa «árbol». Así, la unión de ambas palabras describe perfectamente un género que ama a los árboles, ya sea creciendo como trepadora o como epífita. El epíteto específico, erubescens, también proviene del griego y es una referencia al color rojizo de los tallos, inflorescencias y brotes nuevos de esta especie.
Una trepadora muy robusta, con tallo herbáceo, pero espeso. Se fija sobre las cortezas rugosas de los árboles mediante raíces adventicias. De esta forma, encuentra soporte para crecer muchos metros (¡pudiendo alcanzar hasta 18 metros de altura!), aunque la altura media de los individuos en la naturaleza es de 3,6 metros. Las hojas del filodendro sanguíneo son sagitadas, coriáceas, brillantes, pecioladas, con una nervadura central bien marcada y rectilínea, y tienen de 20-40 cm de longitud.
En la planta tipo, son de color verde oscuro, con la cara abaxial cobriza. Pero los filodendros tienen gran variabilidad y es posible encontrar en la naturaleza plantas con hojas desde verdes hasta muy rojizas. Además, hay muchas cultivares, exhibiendo desde un intenso verde limón (P. erubescens ‘Gold’), plantas de color vino intenso (P. erubescens ‘Royal Queen’) hasta variaciones que revelan un hermoso rosa pink (P. erubescens ‘Pink Princess’). Las hojas nuevas emergen del interior de una vaina protectora, conocida como catáfilo.
Raramente florece, y sus inflorescencias tienen poca importancia ornamental. Son típicas de la familia Araceae, es decir, son del tipo espádice, con flores de ambos sexos densamente dispuestas en un raquis engrosado y en este caso acompañadas de una hermosa bráctea de color rojo vino, la espata. Los frutos que eventualmente surgen si la planta es polinizada son del tipo baya.
El filodendro sanguíneo es un follaje deslumbrante para tener dentro de casa. Su necesidad de luminosidad permite conseguir un efecto tropical en ambientes internos que reciben solo la luz difusa de ventanas o claraboyas. Además, es una planta muy rústica, resistente a plagas y enfermedades, que no exige cuidados especiales. No necesita podas, sin embargo, es recomendable quitar las hojas viejas de la planta para que siempre esté bella y vigorosa. Si creció más de lo que el ambiente puede albergar, se pueden realizar podas de control y obtener nuevas plantas con los tallos removidos. Al plantar en macetas y jardineras, ofrezca un soporte para que la planta pueda subir, como un tronco seco (todavía con corteza), o incluso un bastón de fibra de coco prensado. En el jardín, se puede aprovechar en parterres protegidos por árboles o arbustos, en lugares semi-sombreados y húmedos.
Debe cultivarse bajo luz filtrada, o media sombra, recibiendo sol solo en las primeras horas de la mañana. Su sustrato debe prepararse de manera que se mantenga húmedo, aireado y drenable. Por lo tanto, evite utilizar tierra común en su cultivo. Las mezclas hechas con carbón vegetal, corteza de pino, corteza de coco, perlita y compuesto orgánico de buena calidad suelen funcionar bien. No deje que su filodendro sanguíneo se seque entre riegos, ya que la humedad debe ser constante. Por otro lado, la planta también teme el encharcamiento, que provoca la pudrición de las raíces.
El filodendro sanguíneo es una planta originaria de la selva tropical, que aprecia el calor y la alta humedad ambiental. Dentro de casa, complemente la humedad con humidificadores de aire si es necesario. No tolera el frío intenso, las heladas o la sequía, por lo tanto, en condiciones climáticas adversas, mantenga la planta en un ambiente protegido. Libere a la planta del polvo de vez en cuando colocándola bajo la lluvia o en la ducha. Fertilice en los meses cálidos con abonos orgánicos o de liberación lenta. Trasplante anualmente para renovar el sustrato. Se multiplica fácilmente por esquejes que se pueden enraizar durante todo el año en climas cálidos, o en primavera en regiones sujetas a frío invernal. Los esquejes pueden enraizar en sustrato preparado y mantenido húmedo, o en jarros con agua cambiada con frecuencia.