El Espinazo del Diablo (Kalanchoe daigremontiana), también conocida como Mala Madre, es una planta herbácea, suculenta, originaria de Madagascar en África, que destaca por su efecto ornamental y valor medicinal. A primera vista, puede parecer una planta común con colores diferentes, pero observando más de cerca, podemos ver por qué es tan popular entre los coleccionistas. El espinazo del diablo produce cientos de pequeños brotes a lo largo del borde de sus hojas, que al desprenderse, se desarrollan fácilmente en nuevas plantas. Tiene un tallo erecto que puede alcanzar hasta 1 metro de altura. Sus hojas son opuestas, estrechas, puntiagudas, serrilhadas, suculentas, de forma oblonga a lanceolada, con un largo entre 15 a 20 centímetros.
El color de las hojas puede variar bastante, entre verde, crema y gris en la cara superior y una cantidad mayor o menor de manchas púrpuras en la cara inferior. A lo largo de los márgenes de las hojas, el espinazo del diablo produce una fila organizada de pequeños brotes, que pueden emitir raíces antes incluso de separarse de la planta. Las hojas pesadas de la parte superior del tallo pueden hacer que la planta se curve y así, al tocar el suelo, surgen raíces adventicias, desarrollando un nuevo tallo erecto y, de esta forma, creciendo una nueva planta independiente.
La floración del espinazo del diablo no es anual, sino esporádica. El tallo principal se alarga bien por encima del follaje, desarrollando una inflorescencia terminal, del tipo cima, en forma de paraguas con pequeñas flores con forma de campana de color rosa grisáceo o naranja. Se observa que en climas con diferencias estacionales distintas de temperatura, la floración es más frecuente. Plantas de balcón o interiores que fueron trasladadas adentro por la estación fría, comienzan su floración a principios de invierno.
El espinazo del diablo es una planta ornamental inusual. Tiene un aspecto exótico que remite a películas de ciencia ficción. Su porte puede ser fácilmente controlado con el cultivo en macetas y jardineras. Plantas de pequeño tamaño en macetas pequeñas, y se desarrollan más en macetas grandes o plantadas directamente en arriates en el jardín. En el paisajismo, su aspecto curioso puede ser aún más valorado cuando se planta en jardines de piedra, con inspiración desértica, y en amplios arriates contemporáneos, cubiertos con grava, resaltando sus colores.
Debe ser cultivada bajo sol pleno o media sombra, en sustratos propios para cactus y suculentas, ligero, arenoso, perfectamente drenable y enriquecido con materia orgánica. El riego debe ser escaso, permitiendo que el sustrato se seque entre riegos. Así, los riegos deben ser más frecuentes en primavera y verano, y bastante reducidos en otoño e invierno. Como muchas suculentas, el espinazo del diablo no tolera encharcamientos, que llevan al rápido pudrimiento de las raíces. Por lo tanto, evite usar platos bajo las macetas o sustrato pesado, con dificultad de drenaje. No soporta el frío intenso, con nieve o heladas. Se multiplica fácilmente por esquejes de hojas y tallo y por semillas, además de ser una planta vivípara, que genera espontáneamente nuevas plántulas alrededor, a través de la separación de los pequeños brotes que crecen a lo largo de las hojas.