El Cundeamor (Momordica charantia) es una planta trepadora, monoica y frutífera, originaria de la India y China, y ampliamente cultivada en diferentes regiones del planeta. De textura herbácea, su follaje es flexible, pubescente y ramificado, y se fija en los soportes a través de zarcillos curvilíneos. Las hojas son lisas, membranosas, alternas, pilosas y profundamente lobuladas, subdividiéndose en tres a siete lóbulos.
Florece en verano, presentando cada planta flores amarillas, pentámeras, masculinas y femeninas separadas. Aparecen en las axilas de las hojas, en inflorescencias simples, aisladas. Tras la polinización, siguen los frutos, parecidos a pepinos, oblongos, de color amarillo o naranja cuando maduran, con una cáscara rugosa de espinas suaves, y que se abren en tres válvulas, exponiendo las semillas cubiertas con un arilo rojo y dulce. Las semillas son grandes y planas.
Existen tres variedades diferentes de cundeamor: una pequeña, con frutos amargos, de 10 a 20 centímetros de longitud, y aproximadamente 100 a 300 gramos de peso; el largo chino, de color verde claro, pocas protuberancias, ligeramente amargo, de 30 a 60 cm y 200 a 600 gr; y el tipo triangular indio, fuertemente amargo, con protuberancias triangulares, extremidades afiladas, de 9 a 12 cm y 300 a 600 gramos de peso.
Los frutos del cundeamor se consumen usualmente aún verdes, ya que así presentan menor amargura y un sabor más suave. Poseen pulpa acuosa y crujiente, y con ellos se pueden elaborar una diversidad de preparaciones culinarias, participando principalmente en ensaladas, conservas, guisados, fritos, sofritos y estofados. Tienen una amplia reputación como medicinales en diferentes culturas (ver cuadro abajo del texto principal).
Su cultivo y manejo son sencillos, con cuidados culturales similares a los de pepinos domésticos. Son rústicos y poco afectados por plagas. Para quienes aprecian experimentar sabores exóticos, el cundeamor es una opción interesante para el huerto doméstico. También puede plantarse en macetas y jardineras. Es importante, sin embargo, ofrecerle un soporte, preferentemente una celosía, para que pueda trepar durante su desarrollo.
Debe cultivarse bajo sol pleno, en suelo fértil, preferentemente arenoso, enriquecido con materia orgánica, drenable e irrigado regularmente. Si el suelo está bien preparado y abonado antes de la plantación, no son necesarias fertilizaciones complementarias durante el ciclo de la planta.
Aprecia el calor tropical, pero es capaz de resistir al frío, con menor productividad. Se multiplica por semillas, puestas a germinar en semillero o en el lugar definitivo, protegidas del sol fuerte o vientos. La germinación ocurre en 5 a 7 días. Cuando las plántulas tengan cerca de 20 días, se les puede ofrecer soporte para trepar.