La Cucarachita (Pellionia repens) es una planta herbácea, monoica, perenne y ornamental, con un comportamiento trepador a rastrero y de uso decorativo, principalmente en interiores, como planta de maceta. Pertenece a la misma familia que las ortigas y pileas y es originaria de bosques en valles, a altitudes entre 800 y 1100 metros, en las provincias de Hainan y Yunnan en China, así como en Bután, Camboya, India, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Tailandia y Vietnam, en el sudeste asiático. El nombre del género, Pellionia, es un homenaje a Alphonse Odet Pellion (1786-1868), un destacado oficial de la marina francesa que participó en diversas campañas en todo el mundo. El epíteto específico ‘repens‘ se refiere a su comportamiento rastrero en su crecimiento.
Esta planta presenta tallos en zigzag de acuerdo con la disposición de las hojas, son teretes, ramificados, carnudos, postrados y de color rojizo. Crece poco en altura, alcanzando alrededor de 13 centímetros, pero tiene la capacidad de extenderse considerablemente, alcanzando un diámetro de 1,2 metros, ya que sus tallos se enraízan fácilmente al tocar el suelo. Sus hojas son alternas, carnosas, oblicuamente elípticas a oblongas, con márgenes que pueden ser ondulados, dentados o casi enteros.
De color verde grisáceo, las hojas presentan diferentes patrones según la variedad. Mientras que en P. repens daveauana los márgenes son gruesos y rojizos, llegando incluso a dominar completamente la lámina de la hoja, en P. repens pulchra son las venas las que se destacan, creando un hermoso contraste que recuerda a un mosaico. La cara abaxial de las hojas es de color crema rosado, con venas rojas.
Muchas personas suelen confundir a la Pellionia repens con las begonias debido a la apariencia y textura de sus hojas, pero no están relacionadas. Mientras que las Pellionia pertenecen a la familia Urticaceae, las begonias pertenecen a la familia Begoniaceae.
A pesar de que su importancia ornamental se limita principalmente a las hojas, es interesante notar su delicada floración, que rara vez se manifiesta en las plantas de interior. Las flores se presentan en inflorescencias masculinas y femeninas, en forma de racimos ramificados, compuestos por pequeñas flores con 5 tépalas blancas o rosadas y un suave tono plateado. Las inflorescencias masculinas se abren al contacto con el agua y liberan un polen, lo que le ha valido el nombre popular de cucarachita. Los frutos que siguen a la polinización son del tipo aquenio, pequeños y de forma ovoide a elipsoide.
En su entorno natural, la cucarachita prefiere lugares oscuros y húmedos, creciendo en grietas de rocas, por lo que es una planta ideal para interiores. Dado que se adapta a lugares sin luz solar directa, se puede cultivar cerca de ventanas, en jardines de invierno, jardines verticales y en invernaderos húmedos. Es perfecta para ser apreciada en cestas colgantes, donde sus ramas se desplegarán. Debido a su amor por la humedad, también se adaptará a terrarios. Si vives en un lugar cálido y húmedo, también puedes disfrutarla en el jardín, donde puede utilizarse como cobertura en áreas sombreadas. La belleza de la cucarachita reside en sus colores y patrones, así como en la textura media de la planta.
Debe cultivarse en luz filtrada, en un sustrato fibroso ligeramente ácido y mantenerse húmeda. No tolera que el sustrato se seque por completo entre riegos, por lo que es importante regar con cierta frecuencia, es decir, siempre que la primera capa del sustrato esté seca. El encharcamiento también le es perjudicial y provoca la rápida pudrición de las raíces.
Además de la humedad en el sustrato, es importante proporcionar humedad adicional en el aire, ya que en interiores suele haber un ambiente seco. Rociar las hojas por la mañana y a primera hora de la tarde con agua o utilizar un humidificador eléctrico es beneficioso. No tolera el frío intenso ni las heladas, al igual que las corrientes de aire o los entornos con aire acondicionado.
Utiliza una fertilización suave y continua durante la primavera, verano y otoño, suspendiendo la fertilización si el invierno es frío. Los fertilizantes de liberación controlada aplicados en primavera simplifican la nutrición de la planta. Se multiplica fácilmente mediante la propagación de tallos o estacas que se pueden colocar directamente en el sustrato.