La cruceta (Acanthocereus tetragonus) es una especie columnar, que a veces se comporta como trepadora y otras como arbustiva. Es nativa de regiones costeras, así como de matorrales arenosos y secos del sur de América del Norte, América Central, el Caribe y el norte de América del Sur. En Brasil, una cultivar de la especie se ha vuelto bastante popular: el Acanthocereus tetragonus «Fairytale Castle», una variación monstruosa de la especie, que presenta un crecimiento miniaturizado y compacto, formando un diseño piramidal. Sus ramas son de color verde oscuro, y a pesar del nombre, pueden presentar no solo tres, sino cuatro o cinco caras. Están desprovistas de hojas, y tienen aréolas de color grisáceo, espaciadas cada 2 a 6 centímetros.
Las espinas están dispuestas radialmente, en número de 6 a 8 por aréola, y miden entre 1 a 4 cm de longitud cada una. Las flores son raras de ver en cultivo. Florece por la noche, mostrando hermosas flores blancas a verdosas, con el centro anaranjado a rojo. Nubes de insectos son atraídas por las flores, lo que hace aún más difícil su visualización en la naturaleza. Tras la polinización, forma un fruto rojo, oblongo, comestible y dulce, de unos 5 centímetros de diámetro, con numerosas semillas negras, recordando a una pequeña Pitaia (Hylocereus sp).
En el jardín, la cruceta es muy versátil, pudiendo tener diversas funciones. La planta original puede ser conducida como una trepadora ornamental, adornando patios, balcones, etc. Además, forma impenetrables cercas vivas si se cultiva con este propósito, con podas para estimular su ramificación. De fácil cultivo, es extremadamente rústica, no necesitando riegos frecuentes ni abonos pesados.
No solo el fruto, sino también los tallos jóvenes de la planta son comestibles y pueden ser preparados crudos o cocidos como vegetales. Así, podemos consumirlos en ensaladas, estofados, patés, con farofa y muchas otras opciones, según la creatividad. Los viveristas tienen especial predilección por esta especie por ser una excelente opción como portainjerto, siendo considerada una de las mejores.
Debe cultivarse bajo sol pleno, en suelo arenoso, ligero y enriquecido con materia orgánica. Es resistente al calor y al frío de hasta -7°C. Riegue a intervalos espaciados, evitando que la planta se encharque. Si se cultiva en macetas, puede beneficiarse de la semisombra, pero recibiendo al menos 6 horas diarias de sol, condición que encontramos cerca de una ventana orientada al norte, por ejemplo.
Puede utilizar el mismo sustrato ligero y aireado utilizado para suculentas en el cacto cruceta. No coloque la planta en una maceta sobre un platillo, ya que el agua estancada le será perjudicial, promoviendo el rápido pudrimiento de las raíces de la planta. Fertilice de forma ligera, con una cucharadita de café de fertilizante de liberación lenta, como Osmocote, o utilice un fertilizante propio para cactos. Reduzca los riegos y suspenda la fertilización en invierno.
Se multiplica fácilmente por esquejes, destacando los tallos preferentemente por la base con la ayuda de un estilete. Deje los tallos secarse por 24 horas para que cicatricen y plante inmediatamente en sustrato propio. La planta que se cultiva sin apoyo en ambiente abierto emite tallos decumbentes que enraízan al tocar el suelo. Así, también puede aprovechar esta propagación natural para formar nuevas plántulas de la planta.