El coquillo (Cyperus rotundus) es una planta herbácea, bulbosa, conocida por ser una maleza en céspedes, parterres y en la agricultura en general. Posiblemente originaria de la India, actualmente se encuentra dispersa por todas las regiones tropicales y subtropicales del planeta, incluyendo áreas templadas. Presenta hojas lineales, de color verde intenso y brillantes, que emergen de un bulbo subterráneo y profundo.
De cada bulbo brotan rizomas, que se extienden paralelamente al suelo, y en pequeños intervalos forman áreas hipertrofiadas que darán origen a nuevos bulbos. Así, muchas veces, un área extensa con la planta es en realidad un único espécimen. Con el tiempo, estos rizomas se rompen naturalmente, dividiendo los individuos.
De esta forma, la planta se propaga rápidamente y persiste en el suelo durante mucho tiempo, haciendo difícil su control. A pesar de su pequeño tamaño, que varía entre 15 y 50 centímetros, el coquillo puede alcanzar aproximadamente un metro de profundidad con su sistema radicular. Las inflorescencias aparecen en cualquier época del año y son del tipo espiguilla, de color castaño-rojizo.
La prevención y el control del coquillo implican un cuidado constante del suelo, restaurando su fertilidad, facilitando el drenaje y corrigiendo el pH con cal, preferentemente dolomítica. La utilización de cobertura del suelo, ya sea mediante una cubierta densa y cerrada, o con un acolchado muerto, como paja o serrín, ayuda en la prevención y control de esta y otras malezas invasoras.
En caso de implantación de un nuevo jardín o césped, en un área infestada, es aconsejable la aplicación de un herbicida de bajo poder residual, bajo el estricto criterio de un ingeniero agrónomo. Después de la implantación, los métodos de control generalmente incluyen la extracción cuidadosa de las plantas, buscando remover al máximo los bulbos subterráneos.
También se puede recurrir a un herbicida selectivo, que alcance al coquillo, sin interferir en la salud del césped. Las podas regulares del césped, además de eliminar el efecto visual del coquillo, también debilitan su estructura y favorecen el engrosamiento del césped.
El labrado del suelo es una práctica desaconsejada en el control del coquillo, ya que estimula aún más el crecimiento de las yemas en los bulbos, aumentando su multiplicación. El labrado solo tiene validez en lugares con sequía prolongada e intensa, donde los bulbos de coquillo estarán sujetos al desecamiento.
En huertos orgánicos, biodinámicos y agroecológicos, la extracción del coquillo es primordial en la fase inicial del crecimiento de las hortalizas, evitando la competencia. Una vez que estas últimas se establecen, la convivencia con el coquillo es pacífica, y dependiendo del punto de vista, a menudo se vuelve incluso interesante, ya que ayudan a proteger el suelo de la lixiviación, por ejemplo.
Crece rápidamente bajo sol pleno, desarrollándose preferentemente en terrenos pobres, ácidos, mal drenados y erosionados o con el suelo expuesto. Presenta gran capacidad para tolerar la sequía, el encharcamiento y el calor intenso. El sombreado constante y el frío debilitan la planta, que toma un crecimiento más lento. Se multiplica por semillas, pero principalmente por hipertrofias y tubérculos subterráneos.
Curiosidad: Los coquillos son comestibles y considerados PANCs (Plantas alimenticias no convencionales). Los pequeños bulbos pueden ser consumidos crudos o cocidos, en jugos, ensaladas u otros platos salados. También son muy apreciados por patos y marrecos.