El Ciruelo de Natal (Carissa macrocarpa) es un arbusto denso, perenne y frutal, nativo de la provincia de KwaZulu-Natal, en la costa oriental de Sudáfrica. Puede alcanzar unos 6 metros de altura, formando un pequeño árbol, aunque la mayoría de las plantas cultivadas no superan los dos metros, manteniendo un porte arbustivo. Las ramas son leñosas, densamente ramificadas y espinosas, con característicos espinos en forma de horquilla o «Y». Al cortarlas, las ramas revelan una savia lechosa.
Las hojas son ovadas, de color verde oscuro, brillantes, con textura coriácea y opuestas. En climas con estaciones más marcadas, como en el sur de Brasil, florece en primavera y verano, mientras que en regiones más tropicales, puede florecer durante todo el año. Las flores son blancas o rosadas, pentámeras, con pétalos cerosos y tienen un aroma delicioso que recuerda a la flor de azahar y el jazmín, intensificándose más por la noche. Son atractivas para las mariposas.
Los frutos que le siguen son bayas carnosa, dulces y jugosas, de cáscara y pulpa rojas. Se dice que su sabor se asemeja al de las fresas y los cramberries. Son ricos en Vitamina C, magnesio y fósforo y se pueden consumir in natura o en forma de jugos, mermeladas y como frutas deshidratadas. Entre las diversas variedades, podemos mencionar a la «Variegata», con hojas variegadas de blanco y crema, «Nana», «Boxwood Beauty» y «Bonsai», de porte enano y, «Horizontalis» y «Prostrata», con follaje rastrero.
En el jardín, el Ciruelo de Natal reúne las principales cualidades del arbusto perfecto para setos vivos. Además de tolerar podas de formación, es muy fácil de mantener en una forma determinada. Posee un follaje denso y espinas que ofrecen privacidad y desalientan a los invasores. Por último, nos regala flores perfumadas y frutos prácticamente todo el año. Requiere bajo mantenimiento, que consiste en podas y fertilizaciones semestrales.
Se puede utilizar de forma aislada, en grupos o filas. Para la formación de setos defensivos, se recomienda plantar con un espaciamiento de un metro. Las variedades enanas y rastreras son adecuadas para uso como cobertura o borde. Sin embargo, hay que tener cuidado con las ramas invasoras que, si no se podan, pueden revertir a las características de la especie. Evite plantar el Ciruelo de Natal en lugares de paso y tráfico de peatones, como aceras, ya que las espinas pueden herir a los transeúntes. Puede plantarse en macetas y jardineras. También es muy adecuado para el arte del bonsái, especialmente las variedades «Bonsai» y «Horizontalis».
El Ciruelo de Natal debe cultivarse a pleno sol o en semisombra, en cualquier tipo de suelo, preferiblemente drenable, enriquecido con materia orgánica e irrigado regularmente durante los primeros años de implantación. Después de un establecimiento completo, la planta se vuelve tolerante a cortos períodos de sequía. A pesar de crecer en condiciones de semisombra, solo forma arbustos densos y produce una abundancia de flores y frutos a pleno sol.
En semisombra conviene conducirlo como un arbusto informal, o incluso un pequeño árbol, ya que su ramaje se vuelve más disperso. Se adapta bien a condiciones de salinidad, pudiendo utilizarse con éxito en jardines costeros. Resiste al frío y a heladas ligeras, típicas del clima subtropical. Se multiplica por semillas, pero principalmente por esquejes de las ramas, preservando así las características de la variedad madre.