Boca de la Vieja

Angelonia angustifolia

Raquel Patro

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Angelonia angustifolia

La Boca de la Vieja (Angelonia angustifolia) o Angelonia es una planta herbácea de floración ornamental, muy valorada en jardines y parterres por su capacidad de florecer continuamente durante gran parte del año. Esta especie es nativa de regiones tropicales de América Central, como México, Guatemala y partes del Caribe, donde crece naturalmente en ambientes abiertos, con suelo bien drenado y buena exposición solar. Se puede encontrar desde áreas de sabanas hasta claros en bosques secos, generalmente a altitudes de hasta 2.000 metros. Debido a sus cualidades ornamentales, su cultivo se ha extendido ampliamente por el mundo, adaptándose bien a diferentes climas tropicales y subtropicales.

Su nombre científico deriva del término sudamericano “angelon”, utilizado para designar algunas especies del género Angelonia. El epíteto específico “angustifolia” proviene del latín y significa “hoja estrecha”, en referencia a la morfología foliar característica de la especie.

Angelonia angustifolia Purple Roxa
Save Angelonia angustifolia ‘Angelface Blue’. Foto de David Stang

Se trata de una planta perenne, con hábito erecto y ramificado, que puede alcanzar unos 30 a 60 cm de altura. El sistema radicular es del tipo pivotante, proporcionando buena anclaje incluso en suelos más ligeros. Los tallos son verdes, lisos y generalmente herbáceos, con tendencia a volverse semi-leñosos en la base a medida que envejecen. Presentan ramificaciones desde la base, lo que contribuye al aspecto compacto y denso de la planta.

Las hojas son simples, opuestas, con un formato estrecho que varía de lineal a lanceolado. Miden entre 1,7 y 6,3 cm de longitud, 3,5 a 10 mm de ancho y tienen márgenes finamente serrilhados. La textura es ligeramente rugosa y glandular, pegajosas al tacto, y al ser frotadas, las hojas liberan un aroma dulce, recordando a manzana o refresco de uva, debido a la presencia de tricomas productores de aceites esenciales.

Las inflorescencias son del tipo racimo y surgen en la extremidad de los ramos. Pueden alcanzar hasta 12 cm de longitud, exhibiendo varias flores dispuestas verticalmente. Las flores son bisexuales, es decir, cada flor contiene estructuras reproductivas masculinas y femeninas, y presentan una corola tubular con dos «labios», siendo el inferior más destacado. Los colores son muy variados, incluyendo tonos de violeta, azul, rosa, blanco y combinaciones entre estas tonalidades.

Aunque la Angelonia (Angelonia angustifolia) es a menudo llamada «Boca de Dragón de Verano» y comparada con la Boca De Dragón (Antirrhinum majus) debido a la similitud en la forma de las flores, ambas pertenecen a géneros distintos y presentan diferencias significativas. La principal similitud se encuentra en la corola bilabiada, que recuerda la forma de una boca abierta, común en ambas especies.

La floración de la Angelonia es continua en regiones de clima cálido, con un pico durante la primavera y el verano. La polinización es realizada principalmente por abejas nativas, que son atraídas por los aceites florales producidos por estructuras especializadas dentro de la flor. Estos aceites funcionan como recompensa, en lugar del néctar tradicional.

El fruto es una cápsula redondeada, de color marrón cuando madura, que se abre de forma explosiva para liberar semillas pequeñas y numerosas. Estas semillas son ligeras, facilitando la dispersión. Además de la propagación por semillas, la especie también se multiplica eficientemente por esquejes de ramas, lo que permite la reproducción fiel de variedades seleccionadas.

Angelonia angustifolia
Save Angelonia angustifolia ‘Angelflare Black’. Foto de Cephas

La Angelonia (Angelonia angustifolia) cuenta con diversas series y cultivares desarrollados para atender diferentes propósitos en el paisajismo. Cada línea trae características específicas en términos de tamaño, color, vigor y hábito de crecimiento, lo que permite gran versatilidad en el uso de la especie en diferentes contextos:

  • Serie Serena®: Cultivar de crecimiento vigoroso, ideal para climas cálidos y húmedos. Disponible en colores blanco, rosa, azul y púrpura. Presenta excelente resistencia al calor y a la sequía. ​
  • Serie Serenita™: Variedad más compacta que la Serena®, adecuada para espacios menores o cultivo en macetas. Ofrecida en siete colores, incluyendo blanco, lavanda, rosa (ganadora del premio AAS), frambuesa, azul celeste y púrpura.
  • Serie Angelface®: Conocida por su paleta vibrante de colores, como púrpura, azul, rosa y blanco. Las plantas tienen hábito de crecimiento compacto y floración abundante, ideales para bordes y macetas.
  • Serie Archangel®: Se destaca por sus flores más grandes y colores intensos, como rosa, púrpura y blanco. Las plantas son más robustas, alcanzando hasta 60 cm de altura, y son adecuadas para plantaciones en masa. ​
  • Serie AngelMist®: Incluye cultivares como ‘Angel Mist Spreading Dark Purple’ y ‘Angel Mist Lavender’. Conocida por su variedad de colores y resistencia a enfermedades como la pudrición radicular por Phytophthora. ​
  • Serie Carita®: Presenta cultivares como ‘Carita Raspberry’ y ‘Carita Cascade Deep Pink’. Algunas variedades tienen hábito de crecimiento pendiente, siendo ideales para cestas colgantes.

Otros cultivares notables:

  • Angelonia angustifolia ‘Alba’: Flores blancas puras.
  • Angelonia angustifolia ‘Night Sky’: Flores con coloración azul profundo.

En el paisajismo, la Boca de la Vieja es ampliamente empleada en bordaduras, canteiros y macizos florales, donde su floración intensa confiere vivacidad y color al espacio durante prácticamente todo el año, especialmente en regiones de clima cálido. Debido a su forma vertical y a la variedad de colores disponibles entre las cultivares, la planta es frecuentemente utilizada como elemento de contraste en proyectos con gramíneas ornamentales, foliajes tropicales o otras plantas perennes de porte rasteiro, como las Sunpatiens, por ejemplo. Puede ser plantada en líneas para formar bordes definidos, o dispuesta de manera más orgánica para crear efectos de naturalidad controlada en jardines contemporáneos, tropicales o campestres. Además, es perfecta para añadir encanto y profundidad en jardines de estilo Cottage, mezclada con otras especies.

En macetas y jardineras, las cultivares más compactas, como las de las series Serenita o Carita, son bastante utilizadas en balcones, terrazas y áreas de convivencia externas. En estos contextos, la Boca de la Vieja contribuye no solo con sus colores, sino también con su aroma suave y delicado. En proyectos de jardines sensoriales, esta característica es explorada para crear experiencias táctiles y olfativas. En jardines orientados a la atracción de polinizadores, su floración abundante y continua funciona como un verdadero imán para pequeñas abejas nativas, promoviendo biodiversidad y polinización cruzada.

En el universo de los arreglos florales, la Boca de la Vieja es considerada una flor de línea, es decir, aquella utilizada para dar altura y dirección al arreglo, conduciendo la mirada y estructurando la composición. Sus tallos largos y floridos, sumados a la resistencia post-cosecha, permiten su aplicación tanto en arreglos frescos como en ramos formales o informales. Es especialmente valorizada por floristas en la composición de arreglos verticales y de estilo «jardín inglés», donde se busca una apariencia espontánea, pero elegante.

Con sus flores delicadas y alargadas, la Boca de la Vieja proporciona ligereza y movimiento a las composiciones, funcionando como contrapunto a la rigidez de flores mayores y más densas, como rosas o gerberas. Su variedad de colores permite armonizaciones monocromáticas o contrastantes, siendo recurrente en arreglos que exploran matices de azul, lila, rosa y blanco.
Además, su durabilidad fuera del suelo, que puede superar los diez días cuando se mantiene en agua limpia, la convierte en una opción práctica para eventos y decoraciones temporales.

La Boca de la Vieja es una planta que se adapta bien a condiciones tropicales y subtropicales, siendo exigente en cuanto a la luminosidad. Prefiere sol pleno, con al menos seis horas diarias de luz directa para garantizar una floración abundante. Aunque tolera sombra parcial, su floración se reduce significativamente cuando se cultiva en lugares con baja luminosidad. En cuanto a la temperatura, muestra un mejor desarrollo entre 20 °C y 32 °C. En regiones con inviernos rigurosos, debe ser cultivada como anual o protegida durante los meses fríos, ya que no tolera las heladas. En climas más templados, su cultivo perenne es posible, siempre que no haya largos períodos con temperaturas por debajo de 10 °C.

En el jardín, la Boca de la Vieja debe ser cultivada en suelos fértiles, ricos en materia orgánica, con buena drenaje y pH levemente ácido a neutro, entre 6,0 y 7,0. El suelo debe ser suelto, permitiendo el crecimiento saludable del sistema radicular. En macetas, se recomienda el uso de un sustrato ligero y aireado, preferiblemente compuesto por tierra vegetal, fibra de coco y perlita o vermiculita, lo que asegura el drenaje ideal y la retención equilibrada de humedad. Macetas con agujeros y buena ventilación en las raíces son fundamentales para prevenir el encharcamiento.

El espaciamiento entre plantas debe variar de 20 a 30 cm, permitiendo buena circulación de aire y evitando el sombreado entre las plantas. Las riegos deben ser regulares, manteniendo el suelo o sustrato levemente húmedo, sin encharcar. Durante el verano, puede ser necesario regar con mayor frecuencia, mientras que en invierno la frecuencia debe ser reducida. La fertilización debe hacerse mensualmente con fertilizantes equilibrados, como NPK 10-10-10 o 4-14-8, pudiéndose alternar con abonos orgánicos líquidos para estimular la floración y el enraizamiento. En cultivos de larga duración, la fertilización de cobertura con compuesto orgánico cada dos meses contribuye a la manutención de la fertilidad.

Angelonia angustifolia
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La Boca de la Vieja posee tallos finos que, en ciertas cultivares más altas, pueden requerir tutoramiento, principalmente en lugares sujetos a vientos fuertes. La poda de formación, hecha al inicio de la primavera, ayuda a mantener el porte compacto y estimula la aparición de nuevos ramos floríferos. La poda de limpieza, con la remoción de flores marchitas, prolonga la floración y evita el agotamiento de la planta. A pesar de ser perenne, se recomienda el replantío anual o bienal, para recuperar el vigor, de acuerdo con el ciclo de vida del ejemplar y el tipo de manejo adoptado, especialmente en macetas.

En cuanto a la resistencia, la especie se muestra bastante tolerante a la sequía, una vez establecida. También presenta buena resistencia al calor y a la salinidad, siendo adecuada para jardines costeros siempre que esté protegida de vientos excesivos. Sin embargo, es sensible a las heladas y fríos prolongados, lo que limita su cultivo en regiones subtropicales de altitud o templadas sin protección adecuada. La planta responde mal a suelos saturados, donde puede ser afectada por podredumbres radiculares.

Entre las plagas más comunes que atacan a la Boca de la Vieja están los pulgones, ácaros y trips, especialmente en ambientes con baja ventilación. La infestación puede ser controlada con aplicaciones de aceite de neem o insecticidas naturales a base de piretrina. En cuanto a las enfermedades, la podredumbre radicular causada por hongos del género Phytophthora es la más preocupante, generalmente asociada al exceso de humedad en el suelo o substrato. El uso de substratos bien drenados y el riego controlado son las principales medidas preventivas.

La propagación de la Boca de la Vieja puede realizarse por semillas o por esquejes. La siembra debe ocurrir en bandejas o semilleros, con germinación en 7 a 14 días bajo temperaturas entre 22 °C y 25 °C. En países de clima frío o templado, la propagación debe hacerse aún en invierno, en invernaderos. Las plántulas están listas para el trasplante en aproximadamente 30 días después de la germinación. La primera floración, a partir de semillas, ocurre en aproximadamente 70 a 90 días.

Ya los esquejes, tomados de ramas más antiguas, enraízan con facilidad en substrato húmedo, permitiendo la multiplicación de variedades específicas y acelerando el ciclo hasta la floración, que puede ocurrir en 45 a 60 días después del enraizamiento. Esta forma de propagación es ampliamente utilizada en cultivares comerciales debido a la uniformidad y fidelidad genética de las plantas generadas.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.