El Árbol Benjamín (Ficus benjamina) es un árbol muy popular, monoico, nativo de Asia y Australia, y utilizado principalmente en la decoración de interiores. El nombre del género Ficus proviene del latín ficus, que significa literalmente higo, haciendo referencia al fruto producido por las especies del género. Por otro lado, el epíteto específico benjamina tiene un origen controvertido, pero algunas fuentes citan una relación con la palabra bani o banya (banjilin), del sánscrito, que se refiere a un tipo de árbol con forma de troncos nuevos a partir de raíces aéreas que tocan el suelo, aunque esta especie no sea un «bani» verdadero. Otra referencia puede tener relación con el hebreo Bīnyāmīn (benjamin), que significa hijo de la mano derecha o hijo de la felicidad, tal vez una alusión a la facilidad de la especie en propagarse vegetativamente.
Con tallo grisáceo, raíces aéreas y ramas péndulas, tiene un crecimiento moderado a rápido y, en condiciones naturales, puede alcanzar los 30 metros de altura. Sus hojas son pequeñas, brillantes y perennes, de color verde o variegado de blanco o amarillo. Tienen forma elíptica con la punta acuminada y presentan leves ondulaciones en los bordes. Las flores discretas y blancas no tienen valor ornamental. Los frutos pequeños y rojos son decorativos y atraen a los pájaros. Sus raíces agresivas y superficiales llaman la atención, y no es raro que agrieten macetas y pavimentos.
El Árbol Benjamín es muy hermoso, ampliamente utilizado en el paisajismo. Se recomienda plantarlo de forma aislada en jardines extensos y fincas, donde el aspecto escultural del tallo destaca especialmente. Plantado en macetas, también se puede conducir como un árbol pequeño o arbusto. Su tallo flexible permite realizar trenzados cuando es joven, lo que le otorga un encanto especial. Además, al ser muy ramificado y presentar un denso follaje, es muy buscado en trabajos topiarios, adquiriendo hermosas formas redondeadas y compactas. Sus características, como el tallo escultural y las hojas pequeñas, también lo hacen muy adecuado para el arte del bonsái.
La especie Ficus benjamina tiene numerosas cultivares, algunas de las cuales se utilizan ampliamente en interiores, como ‘Danielle’, ‘Naomi’, ‘Exotica’, ‘Wiandi’, ‘Esther’, ‘Nicole’ y ‘Golden King’. Presentan diferentes patrones de coloración en las hojas, que van desde el verde claro al verde oscuro, además de diversas formas de variegación. En el Reino Unido, tanto la especie tipo como la cultivar variegada ‘Starlight’ han recibido el premio de la Royal Horticultural Society. Las cultivares en miniatura, especialmente ‘Too Little’, están entre las más populares para bonsái, debido a su tamaño compacto y follaje delicado. Además de las mencionadas, podemos destacar otras cultivares como la ‘Golden Princess’, con hojas verdes claras y amarillentas, ‘Monique’, de hojas verde oscuro con bordes ondulados y ‘Barok’, con hojas enrolladas.
Desafortunadamente, debido a su popularidad, los Ficus benjamina han sido plantados en lugares inapropiados, como aceras, calles y cerca de muros y construcciones. Con el desarrollo del árbol, sus raíces superficiales acaban engrosando y provocando grandes daños a las estructuras y tuberías subterráneas, por lo que su plantación ya está prohibida en diversas ciudades. La poda frecuente de las ramas controla el crecimiento tanto aéreo como radicular, ya que el sistema de raíces es un reflejo de la parte aérea de la planta. Sin embargo, se debe tener cuidado al podar el Árbol Benjamín, su savia lechosa es tóxica y puede provocar irritaciones y alergias en la piel, principalmente bajo el sol. Por lo tanto, lo ideal es utilizar guantes de protección durante el manejo del árbol, y en caso de que la savia entre en contacto con la piel, es importante lavarla rápidamente.
El manejo del Ficus benjamina en interiores requiere atención especial, ya que la planta reacciona sensiblemente a los cambios. Al ser girada o realojada, es común que pierda muchas de sus hojas, sustituyéndolas por nuevas que se adaptan a la nueva intensidad de luz. Además, el Árbol Benjamín es sensible a cambios en otros factores ambientales, como la temperatura, la humedad y los cambios de lugar, lo que requiere cuidados para mantener su desarrollo saludable.
En cuanto a las plagas, vale la pena mencionar que esta especie también es bastante sensible a los trips, lo que se diagnostica fácilmente por el aspecto enrollado de las hojas. Al abrir las hojas enrolladas, podemos observar diferentes etapas de los trips. Para el tratamiento, lo ideal es realizar una poda, eliminando gran parte de las hojas afectadas, seguido de la aplicación de un insecticida, con un intervalo de 5 días entre las aplicaciones.
Debe ser cultivado a pleno sol o a media sombra, en suelo fértil, drenable, enriquecido con materia orgánica e irrigado regularmente. En ambientes más iluminados, como en interiores, suele presentar menor cantidad de hojas que cuando crece a pleno sol. Es bastante resistente, pero cuando se planta en macetas, en interiores (casas, oficinas), no aprecia cambios de lugar, corrientes de aire frío, encharcamientos y aire acondicionado. Cuando se estresa por estos factores, es común que sus hojas amarilleen y caigan, pero puede rebrotar con vigor después de resolver el problema. Las plantas en macetas deben ser abonadas mensualmente en primavera y verano, y trasplantadas a una maceta más grande una vez al año. Se multiplican por esquejes leñosos y semillas. Su altura puede reducirse mediante la técnica de la alporquia.