El Anturio de Terciopelo (Anthurium warocqueanum) es una planta herbácea y epífita, de follaje ornamental, originaria de bosques ecuatoriales húmedos en áreas de valle y tierras bajas, entre 200 y 1400 metros de altitud, en Colombia. El nombre de la especie «warocqueanum» es un homenaje a Arthur Warocqué, (1835–80), un prominente promotor de la horticultura en Bélgica. El A. warocqueanum pertenece a la sección Cardiolonchium, del género Anthurium, al que pertenecen los anturios de hojas aterciopeladas.
La belleza de esta reina de los anturios reside precisamente en el aspecto lujoso de sus hojas. A pesar de presentar una gran variación individual en la forma, color y venación de sus hojas, el anturio de terciopelo se caracteriza por largas hojas, en forma de corazón, que pueden alcanzar de 30 a 60 centímetros de longitud. Estas tienen textura coriácea y un color verde, generalmente más oscuro que el de otros anturios, y que puede llegar a tonos de verde musgo oscurecidos, casi negro, de extrema belleza. Las venaciones plateadas son otra característica distintiva de la especie. Pueden ser muy definidas y claras o más suaves, según el individuo.
La inflorescencia es del tipo espádice, típica de la familia Araceae, con un espádice densificado, cubierto de minúsculas flores y protegido por una espata verde-amarilla pálida y lanceolada (hoja modificada y vistosa para atraer polinizadores). La inflorescencia puede crecer hasta unos 41 cm y, cuando es polinizada, produce frutos tipo baya, rojos. Los pájaros comen estos frutos maduros y al defecar en las ramas de los árboles, dispersan las semillas.
Una planta hermosísima para cultivar dentro de casa, en balcones o jardines de invierno protegidos del sol y del viento. El anturio de terciopelo confiere el exotismo tropical al ambiente, al mismo tiempo que contrasta con el resto de la vegetación por sus tonos más oscuros y textura peculiar. Es posible cultivarla también en el jardín, preferentemente en un ambiente similar al natural, es decir, sobre las ramas de los árboles siempre verdes (perennifolias), donde encontrará la humedad y fertilidad que aprecia para crecer. Su crecimiento es moderado, y el mantenimiento se resume en la fertilización regular y la eliminación de las hojas dañadas y viejas. Además de la variación individual de la especie, se pueden obtener individuos más oscuros cultivándolos en un lugar sombreado, e individuos de follaje más claro en áreas más iluminadas. Pero tenga en cuenta que la planta prefiere buena luminosidad para crecer y no florecerá en lugares oscuros.
Debe ser cultivada bajo luz intensa filtrada, protegida del sol directo, en sustrato propio para plantas epífitas, como una mezcla de esfagno, carbón, perlita, grava y corteza de pino parcialmente descompuesta. Hay quienes prefieren utilizar solo el esfagno puro en el cultivo de esta especie. Los riegos deben ser frecuentes, y su sustrato no debe secarse completamente entre riegos, para evitar la deshidratación de la planta. El anturio de terciopelo también aprecia una alta humedad relativa del aire, de alrededor del 70%. Por lo tanto, en lugares con aire más seco, será necesario suplementar la humedad con