El Anturio Browni (Anthurium brownii) es una planta herbácea, tanto epífita como terrestre, de ciclo de vida perenne, que presenta follaje ornamental con forma de corazón. Es nativo de América Central y del Sur y se encuentra en las selvas tropicales de Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Venezuela. Tiene un tallo fuerte y corto con gruesas raíces adventicias aéreas cubiertas de velamen. Sus hojas son sostenidas por pecíolos largos, erectos, canalizados y con un prominente pulvino de color marrón en su extremo distal. Las hojas tienen una forma de corazón alargado, común en muchas aráceas, pero en esta especie, la hoja forma un tipo de cáliz, como si las venas tiraran del resto de la hoja, elevando sus lóbulos, lo que le confiere una textura muy interesante a la planta. Son verdes, brillantes, coriáceas, retorcidas, grandes y anchas. Sus venas son prominentes y de color morado a rojo en la vena central y los bordes, así como amarillo en las venas secundarias. Las inflorescencias son del tipo espádice, con una espata recurvada de color verde y un espádice largo de color morado a marrón. Después de la polinización, se desarrollan pequeños frutos globosos o alargados, tipo baya, de color naranja intenso cuando están maduros.
Esta especie es ideal para cultivar en interiores, brindando un toque tropical y el característico ambiente «urban jungle» a las habitaciones. Ya sea en macetas, jardineras o jardines de invierno, el anturio browni es perfecto para decorar desde salas de estar hasta balcones y oficinas. Utilice macetas simples y grandes, sin mucha decoración, ya que su follaje es un gran atractivo en sí mismo. En paisajismo, se puede cultivar en horquillas de árboles frondosos o en parterres protegidos del sol directo. Además, es una excelente opción para jardines verticales. Su mantenimiento es sencillo e implica la eliminación de hojas secas, la limpieza de las hojas para eliminar el polvo acumulado y el replanteo cada dos o tres años para renovar el sustrato, promover su desarrollo y restaurar su vigor.
Debe cultivarse a la sombra parcial o bajo luz filtrada y prefiere sustratos ligeros, porosos, fibrosos, bien drenados y ricos en materia orgánica. Una buena mezcla puede consistir en una parte de tierra vegetal y otra de corteza de pino parcialmente descompuesta. Evite exponerlo al sol en las horas más calurosas del día, ya que esto puede causar quemaduras en las hojas. La luz de la mañana o al final de la tarde es ideal, al igual que la luz filtrada a través de una cortina transparente. El anturio browni aprecia un clima cálido y húmedo, con una temperatura ideal de cultivo entre 25 y 32°C, y una humedad relativa del aire de aproximadamente 80%. En caso de tiempo seco, la humedad se puede complementar con un humidificador eléctrico o con platos con piedras y agua debajo de las macetas. El riego debe ser regular para que el sustrato no se seque por completo entre riegos, pero evite que se sature, ya que el encharcamiento puede llevar rápidamente a la podredumbre de las raíces. No tolera periodos de sequía, heladas o frío intenso.
Fertilice el anturio browni durante la primavera y el verano para promover su desarrollo completo. Puede utilizar fertilizantes solubles que contengan micronutrientes, así como fertilizantes foliares, como la proporción tradicional de NPK 10.10.10, siguiendo siempre las recomendaciones del fabricante en cuanto a dilución y aplicación. Además, el follaje se beneficiará de la fertilización orgánica, como el bokashi o el biofertilizante. Puede multiplicarse mediante la división de matas, esquejes del tallo o siembra, preferiblemente en primavera y verano.
