El amor de hombre (Tradescantia zebrina), o también llamada planta cebra, es una planta herbácea y perenne, muy rústica, de follaje ornamental, originaria de México y América Central. Su tallo y ramificación son rastreros a postrados, ramificados, y forman una cobertura enmarañada que alcanza unos 25 cm de altura. A medida que crece, se emiten nuevas raíces desde los entrenudos, que enraizan al tocar el suelo y ayudan a que la planta se extienda como cobertura vegetal, creciendo así indefinidamente en sentido horizontal.
Sus hojas son muy decorativas, ovaladas, brillantes, de color verde oscuro y textura carnosa, con dos rayas de variegación plateadas en la cara superior y completamente púrpuras en la cara inferior. Las flores son pequeñas y rosadas, de importancia ornamental secundaria.
Por su aspecto compacto, porte pequeño y adaptación a la sombra, el amor de hombre se convierte en una excelente cobertura para situaciones de sombra y semisombra, donde los céspedes difícilmente prosperan, como bajo la copa de árboles y en otros lugares cubiertos. Existe también un cultivar llamado ‘Purpusii’, de crecimiento aún más compacto (menor espacio entre nudos) y de coloración más intensa y rojiza.
En el paisajismo, la planta cebra destaca por ser una cobertura campeona en rusticidad, de rápido crecimiento, bajo costo de adquisición, pero principalmente por ofrecer contrastes vívidos tanto de color como de textura con otras plantas. Además de usarse como cobertura, puede emplearse en primer y segundo plano, en gradaciones de altura con otras especies de color verde o grisáceo, creando ricas contrapuestas visuales.
Su plantación en macetas, jardineras y cestas colgantes también es muy apreciada, destacando su hermoso follaje redondeado y colgante. Últimamente, también ha crecido su uso en jardines verticales, con un hermoso efecto de relleno. En estos casos, abonados ligeros y riegos frecuentes estimulan su crecimiento vistoso. Por otro lado, el exceso de fertilización, especialmente nitrogenada, ocasionará un crecimiento vigoroso y la necesidad de podas regulares con alta manutención.
Debido a que se multiplica vegetativamente con gran facilidad, esta especie puede escapar fácilmente del cultivo e invadir áreas donde no es deseada. Crece rápidamente en la hojarasca del bosque, así como en áreas marginales, sofocando la vegetación nativa.
Debe cultivarse en semisombra o sombra, en suelo fértil y enriquecido con materia orgánica, manteniéndolo húmedo. Es una planta típicamente tropical, no tolerante al frío riguroso y a las heladas, pero se adapta muy bien a los invernaderos en países de clima templado. Renueve los parterres cada dos o tres años con plántulas formadas a partir de las plantas antiguas para devolverle vigor. Si es necesario, realice podas para controlar su crecimiento. Las plantas cultivadas a pleno sol adquieren un aspecto más compacto y rojizo que aquellas cultivadas en semisombra. Se multiplica fácilmente por esquejes o por división de la ramificación enraizada.