De efecto hipnótico, el aloe espiral (Aloe polyphylla) recuerda a una mandala. Con sus hojas matemáticamente dispuestas en una espiral simétrica, encanta y nos hace dudar de la perfección de la naturaleza. Suculenta, es nativa de una región montañosa, la Cordillera del Drakensberg, en el Reino de Lesoto, un pequeño país completamente rodeado por Sudáfrica. Durante muchas décadas, esta especie fue depredada por coleccionistas, lo que la llevó al riesgo de extinción. Actualmente, debido al atractivo de la planta, diversos viveristas se esfuerzan en multiplicarla, lo que no es nada fácil.
El aloe espiral es una planta sin tallo, con raíces largas y calibrosas, y de rápido crecimiento, alcanzando el tamaño adulto en 5 a 6 años después de la siembra. En los primeros dos años, sus hojas son erectas, en roseta, como una suculenta común, y luego comienza a espiralarse, en sentido horario o antihorario, adquiriendo el aspecto tan característico de la especie. Una planta adulta puede alcanzar cinco líneas, a partir del centro, de hojas en espiral.
Sus hojas presentan espinas en los bordes, están densamente dispuestas y recubiertas con una cera que les da un color gris-azulado, especialmente bajo el sol pleno. Esta especie no emite brotes laterales. Cuando es adulta y bajo ciertas condiciones, emite un fuerte tallo floral por encima del follaje, con una inflorescencia ramificada y flores tubulares, de color salmón, rosa o más raramente amarillo. La floración ocurre en primavera y verano. Para que se produzca la formación de semillas fértiles es necesaria la polinización cruzada.
La niña de los ojos de muchos coleccionistas de cactus y suculentas, el aloe espiral es considerado «must have» por muchos. Además de ser protagonista en colecciones, puede utilizarse en jardines de suculentas, con inspiración desértica o en jardines rocosos. Su aspecto exótico se destaca aún más cuando se utiliza un mantillo de piedras de color contrastante en el paisajismo.
Puede plantarse directamente en el suelo o en macetas y jardineras. A pesar de su apariencia, esta no es una suculenta de desierto, y requiere un poco más de agua que otras plantas suculentas. Aún así, es bastante resistente a cortos períodos de sequía.
Debe cultivarse a pleno sol, en clima templado, o en semisombra, en clima cálido. Es imprescindible que el sustrato sea bien drenable y aireado, de manera que la planta nunca se encharque y las raíces permanezcan bien oxigenadas. Por lo tanto, el uso de un platillo bajo la maceta es prácticamente un crimen. Riegue dejando que el sustrato se seque entre riegos.
Prefiere un clima templado, con noches frías. Por ello, evite utilizar macetas que retengan el calor, como las cerámicas o de color oscuro. Tolerante al frío subtropical. Se multiplica por siembra. Las semillas presentan dormancia y pueden tardar de algunas semanas a meses en germinar. La micropropagación meristemática es una opción comercialmente viable.