Aeranthes arachnites

Aeranthes arachnites

Raquel Patro

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La Aeranthes arachnites Lindley, 1924 es una orquídea monopodial, nativa de las Islas de Madagascar y Reunión. Generalmente se comporta como epífita, creciendo sobre las ramas de los árboles, pero a veces se puede encontrar vegetando en rocas (rupícola). Se encuentra en bosques desde el nivel del mar hasta altitudes de 800 metros, y crece en clima subtropical húmedo con temperaturas altas en verano. El nombre del género «Aeranthes» proviene de la palabra latina Aeria, que significa aérea, junto con la palabra griega anthos, que es una referencia a la flor, significando así ‘flor aérea’, una alusión al hábito de crecer en las partes más altas del bosque. El nombre de la especie «arachnites«, deriva del griego aráchnē, que significa araña, refiriéndose a la forma de la flor.

Foto de Julio Cesar Zanatta

Esta orquídea exótica y curiosa se asemeja a las del género Angraecum en cuanto a crecimiento monopodial. Florece desde principios de verano hasta mediados de otoño y cada flor dura aproximadamente dos semanas. Las flores son amarillo verdosas y perfumadas, con pétalos, sépalos y hasta el labelo afilados en las puntas. Se abren en secuencia en el mismo tallo hasta el final del período de floración y incluso en años posteriores, por lo que el tallo no debe ser cortado a menos que se seque. Además, pueden surgir keikis (retoños aéreos) en el tallo floral mientras este permanezca vivo, siendo una forma importante de reproducción en orquídeas monopodiales. Una vez que los retoños tengan el sistema radicular bien desarrollado, pueden ser separados de la planta madre y trasplantados a una maceta con musgo esfagno.

Debe ser cultivada con sombreado del 50%, prefiriendo temperaturas entre 18 y 26°C, humedad relativa del aire entre 70 y 80% y ventilación moderada. El sustrato puede ser compuesto de grava o musgo esfagno. Asimismo, se puede utilizar una mezcla de ambos. La elección dependerá del régimen de riego a adoptar. La grava exigirá riegos más frecuentes y abundantes, mientras que el esfagno requiere riegos menos intensos y más espaciados, ya que posee buena capacidad de retener la humedad. Como regla general, el sustrato debe secarse completamente entre un riego y otro. El entorno puede recibir una neblina fina durante todo el año, ya que aprecia alta humedad ambiental.

Se sugiere realizar una fertilización foliar semanal con una solución de 2g (1 cucharadita) de fertilizante NPK Peter’s 20-20-20 por cada litro de agua. La fertilización foliar puede ser diaria si esa cantidad de fertilizante se divide por siete para cada litro de agua, sin embargo, se debe tener disciplina en la aplicación. Si algún día se olvida la aplicación, no se debe aplicar el doble al día siguiente para evitar la salinización de la planta. Como complemento realice fertilización orgánica del sustrato una vez al mes, aplicando una cucharadita de fertilizante tipo bokashi, esparciéndolo sobre la superficie. Se multiplica por separación de los keikis y por siembra.

Acerca de Raquel Patro

Raquel Patro es paisajista y fundadora de Planterista.com. Desde 2006 desarrolla contenidos especializados en plantas y jardines, ya que cree que todo el mundo, ya sean aficionados o profesionales, debería tener acceso a contenidos de calidad. Como geek, le gustan los libros, la ciencia ficción y la tecnología.