El acoro (Acorus gramineus) es una planta herbácea y rizomatosa que, a primera vista, parece una gramínea (Poaceae). Sin embargo, no es una verdadera gramínea y pertenece a su propia familia, la Acoraceae. De sus gruesos rizomas surgen hojas lanceoladas, brillantes, ligeramente curvadas, aromáticas y de color verde, en la especie típica. Sin embargo, existen diversas cultivares para uso ornamental, con mayor o menor tamaño, así como hojas más o menos fragantes, variegadas de blanco y plantas con follaje amarillo, muy atractivas.
Entre estas cultivares, podemos mencionar ‘Ogon’, ‘Variegatus’, ‘Licorice’ y ‘Pusillus’. Florece únicamente cuando se cultiva como planta acuática, con el rizoma sumergido en agua. Las inflorescencias son del tipo espádice y de color blanco, discretas, ubicadas en la base del grupo y tienen poca importancia ornamental. Los frutos que siguen son bayas minúsculas, carnosas y de color rojo.
El acoro se puede utilizar en macetas, como cobertura para especies más altas y en parterres mixtos a media sombra, especialmente en áreas con problemas de drenaje. También es interesante en los alrededores de estanques y cursos de agua, como planta palustre o marginal, ofreciendo refugio para la fauna, como pequeños peces y ranas.
Su follaje atractivo y brillante, junto con su forma de pequeño arbusto redondeado, ayuda a suavizar los acabados a menudo agudos y pedregosos de los lagos artificiales. Tolera el pisoteo ligero y libera un agradable aroma a tangerina y anís cuando se aplastan sus hojas. También se puede utilizar en terrarios cerrados, ya que aprecia la humedad constante.
Debe cultivarse a pleno sol o a media sombra, en suelo fértil, enriquecido con materia orgánica y mantenido permanentemente húmedo. Cuando las puntas de las hojas se vuelven secas y marrones, y la planta se marchita con frecuencia, es señal de que el suelo está demasiado seco. En este caso, añada más materia orgánica, mantillo y riegue con mayor frecuencia.
En jardines y en climas cálidos, se prefiere plantar el acoro en condiciones de media sombra, para evitar que el follaje luzca mal. Por otro lado, en lagos y en climas templados, la condición de pleno sol le será beneficiosa. Se multiplica mediante la división de los grupos realizada a fines del invierno, asegurándose de que cada nueva planta tenga la estructura completa, con raíces, rizoma y hojas.